Hasta que el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria diga, y diga cómo va resolver la crisis interna del grupo de gobierno, los medios de comunicación no dejaremos de abordar la situación generada tras la dimisión de Carmelo Padrón. De eso y de todas las teorías que alrededor de esta marcha corren por la ciudad y otros pagos isleños y peninsulares. Es posible incluso que el que ya podemos denominar caso Carmelo Padrón termine llamándose doctrina Padrón. Se la explicamos. Padrón es persona que hace de la honestidad aburrimiento. Es su natural. Pero aparte, es arquitecto y abogado urbanista de éxito. Por su despacho particular pasaron durante los trece años que se situó fuera de la política parte de los inversores inmobiliarios a la búsqueda del mejor consejo. Y claramente eran inversores y no adivinos que sospecharan que Padrón sería más tarde, victoria socialista mediante, director de Urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria. Y suponemos que la obligación de Padrón era dar lo mejor de sus conocimientos y profesionalidad para sus clientes.