El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El empresario dijo que no
José Miguel Suárez Gil estaba acompañado de uno de sus hijos, y Arnáiz, que todavía no llevaba comitiva, iba solo. Con mucha elegancia y mucho más salero, ambos josés explicaron al empresario lo bonito que es que prosperen empresas como la suya en el Puerto de La Luz. Lo estimulante que es para el tejido empresarial canario que alguien como él, con una pequeña concesión para el desguace de barcos, pudiera crecer en generación de riqueza y de empleo, y convertirse en señero patrón. Le explicaron también que, al igual que las desgracias, la fortuna no debe venir sola y que lo más conveniente en estos casos para un mejor proveer, era que admitiera la posibilidad de tener buenos e influyentes compañeros de viaje en esa aventura tan apasionante. Suárez Gil, que como todo el mundo sabe, no ha cometido un chanchullo en su vida, y Arnáiz, que es un profesional serio, recibieron la negativa del empresario. Creía que la concesión le sería otorgada de modo natural.
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