José Manuel Soria continúa impertérrito su camino hacia la reelección como presidente del Cabildo de Gran Canaria en 2007. Él se insufla cada mañana la dosis necesaria de autoestima y, cuando llega el coche oficial, empieza a preguntar por los datos interpretados de la realidad, de modo que, al llegar al Cabildo, pueda transmitir a su equipo las órdenes precisas para que no haya fisuras, para que nadie crea ni por asomo que el castillo de naipes se demorona. Sin embargo, en silencio, sin comunicados de prensa, sin sonido en MP3, sin mensaje a móviles, algunos que él creía irreductibles tiran la toalla hartos de peticiones excéntricas, de encargos que bordean o sobrepasan la legalidad. La última deserción la tenemos localizada en la oficina de arquitectura del Cabildo. Deseamos al desertor mejor medio ambiente y paciencia, que todo en esta vida tiene su final.