Hay gente muy abochornada por los incidentes que se produjeron al término de la gala de elección de la Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, celebrada el pasado viernes en el parque de Santa Catalina. Por si no están al corriente, en la zona de camerinos se produjo una trifulca de considerables dimensiones por considerar los unos que el traje ganador, diseñado por Fernando Méndez, no se merecía el premio, y sostener los otros que las protestonas en realidad estaban arañándose toas (sin necesidad). Los cabreados predican por todas partes que el jurado estaba amañado, que en él había tres personas amigas del ganador y que aquello hay que impugnarlo. La cosa acabó con un sonoro bofetón de un tal Willy Díaz a Méndez, y con el dueño de una cadena de sex-shop anunciando a gritos que iba a mandar a sus abogados.