Con esa pulcra dicción y un ceceo que termina por arruinarlo todo (llega a pronunciar con ce la palabra insidias), el que fuera jefe de gabinete del presidente del Cabildo de Gran Canaria se promociona como un adalid de la libertad de expresión y de la defensa de los ideales del PP, a los que deja en muy mal lugar. Porque por mucho que lo diga finamente, sus paisanos y compañeros de profesión recordamos muy bien cómo actuó cuando trabajó a las órdenes de Soria y de Larry Álvarez: persiguieron periodistas con todo tipo de abusos de poder y, cuando tropezaron con este periódico, tiraron por la calle de en medio creando aquel panfleto digital que llamaron Off Canarias. Lo llegó a dirigir el mismísimo Gago, que publicaba sin firma lo que con su nombre aparecía firmado en otro ejemplo de pluralidad, Libertad Digital. Y encima la encharca cuando dice que trabajó para el presidente del PP, cuando quien le pagaba era el Cabildo. Es decir, el erario público.