La clave financiera del CCN pesa mucho más que cualquier tipo de discrepancia interna, en Gran Canaria, sobre el modo de andar que tenga Juan Domínguez. Que lo tiene, y será del gusto de quien lo siga. Aún así, esta semana se ha vendido también una presunta rebelión interna de las “bases” del partido contra su presidente insular -hasta que Nacho lo despida, si se atreve, este sábado- y todo por una moción que se pretendía llevar a la Federal por la cual el partido denunciaría su alianza -en la oposición- con Nueva Canarias en Telde. La cosa tiene su miga, porque encima de la mesa está, desde hace meses, las negociaciones de Juan Martel, ahora concejal en la oposición teldense, por hacerse un hueco en el grupo de Bravo -el gobierno cabildicio PP-CCN-exCC- que, por haberlo, lo hay, por esa vía tan sandunguera inventada por los partidos políticos llamada Ley de Grandes Ciudades, que permite estirar como un chicle consejerías y sueldos, con asesores y asimilados al lado. A Martel le dijeron que si quería entrar en el Cabildo tenía que abjurar de Paco Santiago y todo lo que oliera a NC en Telde, por mucho que no gobiernen ahora, y tanto ardor de estómago le produjo, que todavía se le espera en los cónclaves insulares previos de Gran Canaria. Dos o tres ceceenes, como ven.