No sólo es el fallido segundo concurso eólico el principal problema que tiene ahora mismo entre manos el área industrial de la compleja consejería que le ha tocado a Jorge Rodríguez. Su viceconsejero es hombre con un amplio ramillete de compromisos de complejo cumplimiento y necesita de múltiples apoyos internos y externos. Entre otras cosas, se ha comprometido con el omnipresente Benicio Alonso, el histórico ex presidente de Asinca, y con la todopoderosa Cámara de Comercio de Ignacio González Martín, a crear en la nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT) una jefatura de servicio con sede en Tenerife y con dedicación plena a la resolución de los 14.000 expedientes anuales que se generan en el ámbito de la baja y media tensión eléctrica. Esa reordenación, que tendrá mucha polémica, situaría en Gran Canaria el servicio de alta tensión, que sólo se ocupa del restante 10% de esos polémicos expedientes.