La crisis en el PSOE palmero no parece ser tan grave como se pronosticaba. La mano lenta pero pertinaz de Manolo Marcos parece que está meciendo a todo el partido en una quietud y en un buen rollismo que provoca sus efectos adormecedores. Prevalecen las opiniones de quienes creen que la tormenta pasará y que las expulsiones serán derogadas, y nadie parece querer moverse para, en aplicación de aquella antológica profecía de Alfonso Guerra, poder salir en la foto. No hay bajas, como decíamos, y la dirección detecta ciertas recolocaciones de militantes que quieren tener un lugar para la posteridad. Es decir, que los incluyan en alguna lista en 2015 ahora que se abren huecos que parecían cubiertos por mucho tiempo. Los rebeldes esperan los primeros síntomas de clemencia en las Elecciones Europeas de 2014, pero se equivocan, y aspiran a que la amnistía general llegue con las locales de 2015, para cuando prevén un plante generalizado que obligue a la dirección a reconducir su postura so pena de no tener tropa ni para pegar un cartel. Aseguran desde la Ejecutiva que no habrá cambio de tendencia: “Partiremos desde el punto cero, si es preciso, como si dejamos algún municipio sin candidatura socialista”, proclamaba este lunes un dirigente. Los que quieran solidarizarse con Pestana y los demás expulsados y quieran marcharse con ellos “tienen abiertas las puertas del partido”, decía ayer la misma fuente, autorizada como pocas; “ellos son los que dicen que se van porque los expulsados ya están expulsados”, insistió. La dirección regional socialista ha querido ver en las encuestas publicadas este fin de semana en la prensa regional un espaldarazo a su creencia de que los pactos de socialistas con el PP se volverán en contra de los primeros y en favor de los segundos. Y ponen como ejemplo la isla de El Hierro, donde no aparecen datos benéficos para el presidente del Cabildo, Alpidio Armas, que se sostiene gracias a un acuerdo con los populares.