Para este miércoles, 14 de noviembre, a las 11.00, estaba programado en los juzgados de Santa Cruz de Tenerife un juicio en el que debían sentarse en el banquillo los asesores espirituales y amanuenses del editor-director de El Día, don Pepito Rodríguez, además del mismísimo caballero de la triste figura en toda su dimensión y todos sus honores y distinciones. Todos ellos, don José, Ricardo Peytaví y Andrés Chaves, han sido demandados por la asesora de comunicación del Cabildo de Tenerife, Chicha Arozarena, directora que fue de Radio Nacional de España en Canarias y prejubilada de lujo de la plantilla de RTVE. Muchas cosas tuvo que hacer la periodista para que desde el periódico El Día se iniciara de manera implacable una campaña de descrédito en su contra, que incluía ataques e insultos personales, así como la descalificación más denigrante de la persona. Debemos suponer ?y de hecho suponemos- que todo es producto de una insuficiente inversión publicitaria desde lo público, lo que demuestra de qué pasta están hechos algunos. Pero siendo noticia relevante el juicio de Chicha Arozarena contra don Pepito y sus agitadores socio-culturales, no deja de tener su coña que para evitar una derrota sin paliativos, los demandados se hayan confabulado para constituirse en huelguistas el día de autos. Sí, como lo leen, la representación letrada de Ricardo Peytaví ha alegado ante el juez que ese día no puede acudir a juicio por encontrarse ejerciendo ese derecho democrático que hasta ahora -seguramente desde hace décadas- no había ejercido jamás este aficionado. O sea, que existe la huelga de ir a juicio. La situación la salvarán seguramente los funcionarios, que obligarán a la suspensión y a la fijación de una nueva fecha de juicio por secundar, esta vez en serio, la huelga general del este miércoles.