Será mala suerte o incompetencia, o la importancia de llamarse Soria. Don Luis sacó un concurso macrogrande, concitador de todo tipo de apetitos, el de la cosa eólica. Lo pudo hacer de muchas maneras, pero lo hizo como él lo entendió a la luz de sus entendederas. Entre los problemas que el héroe de Industria tuvo, y es normal que los tenga quien gobierna Canarias -siete islas, siete formas de ver el mundo- estaba el asunto de Fuerteventura. El Cabildo de aquella isla arrancó un Plan Territorial Especial que es la forma como la Ley del Territorio de Canarias y el Plan Insular de Fuerteventura prevén habilitar la instalación de los parques eólicos. Como todo plan urbanístico o territorial, cuando se inicia se suspenden licencias contra todo lo que se oponga a lo que el plan va considerando, más que nada para evitar que al final tal plan no sea papel mojado.