Todavía andan diciendo por ahí los corifeos del PP que todo este tinglado de la trama eólica, de la que queda mucha lasca todavía, es un montaje político para empocilgarlo todo. Se empocilga la vida política, no hay duda, pero no está demostrado aún que haya sido Zapatero el que abrió la cuenta en Luxemburgo ni que Pepiño Blanco haya firmado un acuerdo pornográfico con los Esquivel. Lo malo es que los del PP no se lo van a creer cuando en marzo les salte entre las manos el nuevo escándalo que ya aparece incluso en los mapas del tiempo. Y no nos estamos refiriendo el caso del marqués de las dunas, Domingo González Arroyo, que tendrá que explicar pronto al Tribunal Superior de Justicia su particular concepción de los favores políticos. Dicen que la Policía tiene acabada la investigación en una institución gobernada por los populares y que todo está pendiente del juzgado.