Mientras Soria defiende la pureza de su actuación en el caso salmón gracias al impagable aval que le ha prestado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, los defensores de los aforados imputados por delitos de corrupción se lanzaban este fin de semana al cuello de los que han criticado muy duramente ese auto de archivo. Manuel Mederos, subdirector de Canarias7, gastó dos de sus artículos en realizar una churrigueresca interpretación de las críticas a las resoluciones judiciales según de donde provengan. Las procedentes del bando socialista son un atentado contra la independencia de los jueces, pero las que provienen de preclaras mentes como la de Eligio Hernández, son producto de la riqueza que otorga la libertad de expresión. El mismo fin de semana, el ex decano de los jueces de Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Losada, daba un sonoro meneo a los dos artículos del ex fiscal general del Estado, publicados con gran despliegue tipográfico en las ediciones digital e impresa del diario de Mederos. En la digital, por más señas, con alardes de noticia y en posición de apertura, quizás porque el titular era que Hernández duda de la imparcialidad del juez Parramón. Eso no es, qué va, atentar contra la independencia judicial.