Dicen en los cenáculos socialistas que el alcalde Saavedra está entusiasmado con repetir. Quién se lo iba a decir en 2007, cuando terminó aceptando la candidatura municipal tras descartarse su sueño de repetir a la presidencia del Gobierno. Ha tenido Saavedra un mandato muy accidentado por culpa de la crisis económica, las herencias del PP y las insoportables fricciones de su grupo de gobierno. La culpa de esas tribulaciones internas hay que atribuírsela a él en gran medida por haber hecho una lista de inspiración puramente orgánica, en lugar de un equipo de gobierno. Pero parece haber aprendido la lección, y tras la incorporación de Chano Franquis a la coordinación del grupo municipal, las desavenencias y los disparates se recondujeron de manera notable. Ahora le falta al alcalde convencer a su mano derecha para que continúe en el puesto, algo a lo que no parece muy dispuesto el interesado. En el caso de que le falle, Saavedra piensa echar mano nuevamente de Blas Trujillo, al que tuvo de repuesto de Franquis en aquellas desquiciadas negociaciones en busca de un escudero que metiera en cintura a la tropa.