Los primeros 10.000 folios de la operación Unión, cuyo secreto ha sido parcialmente alzado por el juez César Romero Pamparacuatro, no han hecho otra cosa que confirmar lo que muchos sospechábamos que estaba ocurriendo en Lanzarote. Pero ni la más calenturienta imaginación hubiera llegado jamás a describir como lo hace este sumario el grado de corrupción que opera en determinados ámbitos políticos y empresariales de esa isla. A la espera de las decisiones judiciales, que tardarán su tiempo en llegar, parece confirmarse que estamos ante una auténtica banda que actúa con las más afamadas prácticas de la mafia, comprando voluntades, extorsionando a políticos y funcionarios, vulnerando la legalidad vigente, pasándose el interés general por el arco del triunfo y presumiendo de impunidad y de forrarse a costa de lo público. Por culpa de estos desalmados, Lanzarote apesta a degeneración. Y todavía falta mucho por salir.