Pero si hubo o no hubo expropiación, lo que es irrefutable es que el alcalde Mayoral lo que consiguió para el barrio de Guanarteme fue un espacio libre para un uso deportivo. Y así se hizo constar en la revisión del Plan General de 1989, y así se mantuvo la cosa hasta que llegó José Manuel Soria a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, y con él, las trapisondas urbanísticas. El solar expropiado o conveniado (táchese lo que no proceda en función del voto particular de cada cual) había sido propiedad de la familia Reyes, emparentados políticamente con el concejal de Urbanismo, Juan José Cardona, y con su cuñada, Cristina Reyes. Puede ser todo casual, pero lo verdaderamente objetivo fue que al llegar el PP, Pavía vuelve a ser objeto de deseo, pero esta vez para levantarle la losa del uso deportivo y devolverle el residencial. Para ello fue necesario mezclar dos piezas urbanas más, la Cícer y el Woermann.