Muy contenta se ve estos días a la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, quizás por los siempre reparadores efectos de la Navidad, que llega sin apagones a la ciudad. Este lunes desayunó con una parte importante de la prensa local para explicar lo bien que va todo bajo su mandato, y lo mejor que irían las cosas si le hicieran caso a ella. Está muy contenta, además, con la llegada de Emilio Mayoral al Puerto, y confía que con su concurso se recupere esa hermosa quimera de La Gran Marina. En su empeño por elevarse sobre cualquier tipo de declaración de nulidad del Consejo de Estado, del Ministerio de Fomento o de la Unión Europea, la alcaldesa fía todo el éxito de la proeza a lo que diga la Justicia local. Su frase fue elocuente, a la par que incorrecta: “Ningún tribunal superior de justicia ha fallado en contra de La Gran Marina”. Que sepamos tenemos un solo tribunal superior, y que sepamos también, la Sala de lo Contencioso-Administrativo no ha entrado aún en el fondo de la cuestión.