Pero hubo más perlas de Luis Larry, un portento al que teníamos injustamente olvidado. Como saben, iba al pleno del Cabildo una moción de CC y PSC, la malvada pinza, pidiendo una moratoria de cuatro años en las licencias para nuevos casinos. En contra de tal pretensión, el vicepresidente último argumentó que lo que quería la oposición era adjudicar las licencias llegado el momento. La afirmación tiene su carga de profundidad porque: a) da por hecho que el PP no va a ganar las próximas elecciones, y b) insinúa el tal Álvarez que el dilema está en quién adjudica, es decir, quién se lleva los honores, por llamarlo de alguna manera. De nada valió que Carmelo Ramírez le garantizara un cambio en la moción proponiendo pedir la derogación total del decreto de casinos, a lo que añadió su promesa de sacar a Álvarez a hombros si le aceptaba la propuesta. Pero no, la suerte está echada, concretamente desde mayo de 2003, y el Cabildo, con los únicos votos del PP, apoya el casino de Meloneras. Con un par.