Ya ha llegado a algunos medios de comunicación de Gran Canaria una curiosa petición del Tribunal Superior de Justicia, que quiere que le hagan llegar el contenido íntegro de las declaraciones de Carmelo Padrón del pasado martes. Ya saben a qué nos referimos, a aquella rueda de prensa donde contó con pelos y señales el suplicio que tuvo que sufrir por culpa de una persecución política que encontró en los tribunales un magnífico caldo de cultivo que se mantuvo durante casi catorce años. Desconocemos cuáles son los motivos del TSJC para conocer con exactitud lo dicho por Padrón, que al día siguiente se reafirmó en lo denunciado. Aseguramos a sus señorías que los medios de comunicación recogimos fielmente lo que dijo, que no hubo una palabra más gruesa que las dichas y que si realmente quieren conocer lo que piensa el afectado de lo que le pasó, ¿por qué no le llaman a declarar? Estamos seguros de que acudirá con mucho gusto y contará hilo por pabilo todas las trastadas que tuvo que sufrir y su opinión sobre lo ocurrido. Es mucho más fácil, ¿no? Salvo que lo que se pretenda sea acongojar al personal, lo cual suena muy feo en un Estado de Derecho donde existe la libertad de opinar sin faltar.