Cargarse a Ana Pastor y reponer los toros. Ésas eran las dos históricas obsesiones de la rama más talibán del Partido Popular respecto a Televisión Española, obsesiones que ni disimulaban estos últimos años sus líderes ni se cortaban en exigir de manera ostentosa las bases más radicales. A nadie sorprendió que una de las más madrugadoras decisiones fuera remover de Los Desayunos de TVE a la popular periodista, que había alcanzado unos niveles de audiencia y de credibilidad difícilmente igualables en cualquier cadena televisiva española. No por esperada dejó de indignar la decisión, que encendió de inmediato las redes sociales. La otra obsesión, la de devolver los toros a la parrilla de la cadena pública estatal, tiene mucho más que ver con un sentimiento genital, una decisión con la que la parte más paquidérmica del PP quiere demostrar a toda España (particularmente a los catalanes) que ellos son los que ostentan el récord mundial de tener más huevos que nadie. El toro ?como es fácil constatar- se ha convertido para la derecha más visceral en todo un símbolo de hombría, de españolidad, de patriotismo y de ideología conservadora. De derechas como Dios manda, para entendernos. Este miércoles esa derecha cavernícola y casposa se fue a dormir con la honrosa satisfacción de imponer a toda España las corridas de toros en la tele pública. Desde Valladolid, feudo derechoso donde los haya, e incluyendo Canarias, que hasta históricamente había quedado fuera de las retransmisiones taurinas. Es la primera cafrada pública del nuevo director regional de la cosa, Carlos Taboada.