Más secuelas del reciente debate del estado de la nacionalidad, y olé. Dicen los expertos analistas de la cosa que se ha rebajado el grado de crispación entre la oposición, el PSOE, y los grupos que apoyan al Gobierno. Pasan por alto los sesudos escudriñadores de la nacionalidad que existe el factor elecciones a la vista, que coloca a los dos socios del pacto, CC y PP, en primera posición de distanciamiento, no vaya a ser que el electorado confunda culos con témporas. El caso es que el PSOE no parece haber bajado ni un solo tono del diapasón y, por ejemplo, sigue pidiendo la dimisión de Rita Martín, la inigualable consejera de Turismo. Fruto de ese nuevo clima que destacan los analistas ha sido también la aceptación de un tercio de las propuestas de resolución que presentó el PSOE tras el debate, aún reconociendo que se trata de un mecanismo que en nada vincula al Gobierno. Pero, ¿alguien se ha fijado si los socialistas colaron a CC y al PP resoluciones rechazadas en el debate de 2009? ¿Han contado cuántas de ellas fueron rechazadas entonces y aceptadas ahora?