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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Sí se Puede mete a Pablo Iglesias en un lío

Los candidatos de Podemos con Isabel González en el centro.

Como era de esperar, la llegada de las primeras decisiones de calado dentro de Podemos empiezan a saldarse con enfrentamientos entre los que podrían considerarse genuinas bases de la formación de Pablo Iglesias y los que, con sus más y sus menos, se ven en condiciones de sumarse (bien a las bravas o bien sutilmente) a ese tremendo movimiento popular que hace saltar las alarmas entre los partidos tradicionales, los emergentes y los mediopensionistas. En Tenerife se ha dado el primer ejemplo en las elecciones a la secretaría general del partido, donde paradójicamente la corriente avalada por Pablo Iglesias ha sucumbido –nada menos que en Santa Cruz- a la más genuina, desvinculada a las bravas tras la torpe irrupción de Sí se Puede. Un documento autodenominado “de debate” cuya autoría se atribuye al portavoz de esa formación, Fernando Savaté, ha operado como una bomba en el seno de los movimientos asamblearios y ha desembocado en que en la capital ganara En Santa Cruz Podemos frente a Claro que Podemos, donde figuraron militantes de Sí se Puede. En el seno originario de Podemos Tenerife se da por sentado que la gente de Sí se Puede ha conseguido, en aplicación de las viejas tácticas de buscarse un padrino en Madrid, erigirse en franquiciado de la nueva formación en la isla, para así poder salvar su continuidad haciéndose con el control de las distintas asambleas y secretarías generales. El documento desgrana a lo largo de sus más de cuarenta folios lo que podría considerarse la estrategia política a seguir para la conformación de una alternativa asamblearia y de izquierdas que tendría a Sí se Puede como marca principal, con algunos posicionamientos políticos bastante llamativos -que en ocasiones se dan de bruces con principios ya consolidados de Podemos- y con descalificaciones a diestra y siniestra que ya han generado no pocos disgustos incluso a los dirigentes de la formación invasora. Las primeras reacciones no se hicieron esperar y, además de la división ahora mostrada, las reacciones condujeron a considerar a Sí se Puede, un partido nacido hace apenas siete años, como integrante de “la casta”, la mayor descalificación que desde estos sectores puede lanzarse a una fuerza política.

Ganaron en La Laguna

La derrota de Sí se Puede-Claro que Podemos en Santa Cruz de Tenerife, la principal plaza de la isla, se vio de alguna manera recompensada con el triunfo en La Laguna, donde sin embargo se ha dado la curiosa circunstancia de que quien ha quedado en segundo lugar, Roberto Rodríguez Guerra, había sido designado desde octubre candidato de Sí se Puede a encabezar la lista al Parlamento regional en mayo próximo. En su análisis de la situación de La Laguna, el documento “de debate” de Sí se Puede sostiene que “la apuesta enfrenta el peligro de que a última hora la trate de liderar (con ciertas posibilidades de éxito) un veterano político cuya honestidad está fuera de cuestión, pero que no representa los ideales de renovación y participación democráticas, y sí más bien algunas malas de esa vieja política que nosotros y mucha gente anhelamos superar”. Es evidente que el autor de estas líneas se refiere en ellas al concejal de Socialistas por Tenerife Santiago Pérez, al que seguramente se debe estar acusando de haber sido senador, secretario general del PSOE en la isla, consejero del Cabildo y uno de los políticos de izquierdas más vilipendiados por la oligarquía tinerfeña y por la pandilla de corruptos que él mismo se ha ocupado de entregar a la Justicia. Así las gasta la izquierda regeneradora, qué se le va a hacer.

La marca es Sí se Puede

Pero dice más cosas suculentas el documento elaborado por el profesor de Geografía de la Universidad de La Laguna Fernando Savaté. Como, por ejemplo, esto:

  • “La unidad popular se puede expresar bajo la forma Sí se puede o bajo confluencias políticas más amplias, pero garantizando siempre la eficacia comunicativa y la armonización de sus marcas electorales a los distintos niveles. En todos los casos debemos garantizar que Podemos no constituya o articule otro polo de referencia competidor”.
  • “Todas las personas de SSP implicadas en procesos más amplios que los de nuestra propia organización debemos asumir, a la hora de negociar una marca electoral, un doble mandato: en el ámbito municipal defender la conveniencia de marcas lo más simples y próximas posible a la expresión ‘Sí se puede”.
  • “Es fundamental tener en cuenta y aplicar también criterios básicos de mercadotecnia electoral (…) Los especialistas afirman y reiteran que a elecciones como las de mayo del año que viene hay que llevar un 'ticket' (así lo denominan) coherente en los tres niveles: no se puede tener una papeleta con un nombre para el Ayuntamiento, otro que no tiene nada que ver para el Cabildo, y otro también diferente para el Parlamento de Canarias”.
  • “Quedan descartadas las denominaciones con formato de retahíla de siglas, ni siquiera en los casos que respondan a la coalición electoral de varios partidos afines”.
  • “Mostramos desde ahora la predisposición favorable de Sí se puede a apoyar al movimiento político de Podemos en las elecciones generales previstas para noviembre de 2015, para alcanzar la presidencia del Gobierno y una mayoría política que inicie, con el máximo apoyo popular, la democratización política y económica radical del Estado español; por la vía de un proceso constituyente que afronte, entre otros muchos aspectos, un marco de resolución de los problemas estructurales e históricos de nuestro Archipiélago a través del derecho a decidir de la ciudadanía canaria”.
  • “Esta voluntad que ahora manifestamos deberá ser ratificada por la Asamblea de Sí se puede, como es razonable suponer, en el momento en que se disponga de la información más avanzada sobre el programa y el marco político general de la candidatura de Podemos a las elecciones estatales. Nuestro apoyo implicará la colaboración activa en la elaboración de los programas para Canarias, la participación de personas cualificadas en las candidaturas al Congreso y al Senado, y la suscripción de un protocolo de relación que preserve la autonomía de decisión de los cargos electos por Canarias en todas las cuestiones que afecten de manera singular al Archipiélago”.

Nacionalistas y jacobinos

Otros pasajes del documento conmueven un poco más. A lo largo de todo el texto se omite, en ocasiones con grandes elipses, la utilización del nombre de España con la clara intención de fijar una postura claramente autodeterminista. Ya desde la página 3 se resalta “la excepcionalidad de esta etapa y las oportunidades que se abren; en el extremo deseable, un proceso constituyente”. Bajo el epígrafe “Avanzar hacia la transformación de nuestro pequeño País”, se puede leer que “es preciso enfatizar, en primer lugar, la necesidad de seguir avanzando en la construcción de un proyecto nacional para Canarias”, lo que se refuerza unos párrafos más adelante reclamando “un proceso constituyente que afronte, entre otros muchos aspectos, un marco de resolución de los problemas estructurales e históricos de nuestro Archipiélago a través del derecho a decidir de la ciudadanía canaria”. Y todo ello reconociendo que Podemos ha adoptado “en esta primera fase” una “configuración política y organizativa” que se resume así: “jacobinismo centralista; cierto caudillismo; riesgo a anular la pluralidad interna en aras de la máxima eficacia electoral; una persecución de la centralidad del electorado que obliga a moderar los contenidos del discurso: algo comprensible desde el punto de vista táctico, pero que de proyectarse sin contrapeso hacia el futuro, podría derivar hacia un comedimiento del horizonte último de transformación, ése que sirve de norte y motor a las transformaciones posibles en cada momento”. Así se va a poder.

Protestas en el Oasis de Maspalomas

Continúan en el entorno del Oasis de Maspalomas las protestas de los trabajadores del hotel que la cadena Riu tiene allí mismo, el que con su frustrada demolición, luego convertida en forzada reapertura, está en el centro de la polémica por el futuro de ese enclave natural del sur de Gran Canaria. Los huelguistas protestan por la decisión de la empresa de no mantener la plantilla habitual, menguada tras la decisión de reabrir con una estrella menos (cuatro) en lo que el Gobierno de Canarias resuelve el embrollo en el que él mismo se metió al denegar el BIC del Cabildo sobre la zona y asumir un solución que debió llegar en octubre y mira tú por dónde vamos ya. Nada que oponer, faltaría más, al derecho de los trabajadores a protestar contra su empresa, a celebrar una huelga o cualquier otro mecanismo a su alcance. Nada que oponer a que se consideren víctimas de una situación urbanística y ambiental que ellos no provocaron. Lo reprobable viene cuando tratan de extender la protesta más allá de los límites de los destinatarios de la protesta misma, sus patronos, para implicar a los demás hoteles de la zona y a los turistas, que nada tienen que ver con el conflicto. Salvo que lo que se busque sea –y ahí viene el bollo del cogollo del meollo- mezclar su problema laboral con el administrativo y político que tiene su empresa, a la que conviene y mucho que el asunto tenga la máxima resonancia posible. De ahí que en ámbitos empresariales y políticos se haya estado especulando estos días con que la caja de resistencia con la que el Sindicato Obrero Canario (SO), mayoritario en el hotel, sufraga el descuento salarial de los huelguistas pudiera haber sido dotado por la cadena mallorquina. El sindicato y el comité de empresa lo desmienten rotundamente: sostienen que ese fondo se nutre de los 8 euros de cuota que paga cada trabajador afiliado, fondo del que salen los dineros para gastos extras como coronas de flores a trabajadores fallecidos o ayudas de emergencia cuando procedan.

La inmensa influencia de Riu

Hechas las oportunas aclaraciones, formuladas por la parte laboral, adentrémonos en la más política y empresarial. Ha llamado muchísimo la atención el silencio cómplice de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo, controlada absolutamente por la cadena de la familia Riu a través de personas como José María Mañaricúa y Fernando Fraile. Ha tenido que ser el presidente de la patronal de Las Palmas, Agustín Manrique, el que se ha remangado para buscar una solución al problema de cancelaciones promovidas por turistas y touroperadores ante el insoportable ruido de vuvuzelas y tambores que hacen sonar hora tras hora los huelguistas. La Delegación del Gobierno, a la que se han dirigido algunos de los afectados, se encoge de hombros al no ser la instancia competente en materia de ruidos (sí lo es en la autorización de manifestaciones), quizás por la posición que el ministro de Industria, José Manuel Soria, mantiene en favor de los mallorquines. Y el Ayuntamiento, responsable de hacer valer su propia ordenanza de ruidos, parece no tener la autoridad suficiente para evitarlos. Hasta algunos despachos municipales llega la larga mano de Riu: uno de los oficiales de la Policía Local es cuñado de la todopoderosa Carmen Riu, y el concejal de Disciplina Urbanística, Fernando González, es cuñado de la directora de marketing de Riu. Con estos mimbres hay que defender la marca turística del sur de Gran Canaria. Y todo porque el Gobierno ha sido incapaz de encontrar una solución al conflicto del Oasis que satisfaga a todas las partes, mayormente a Riu, que se niega una y otra vez a bajarse del burro.

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