Es tal la perreta de la Federación de Empresas del Puerto que sus máximos cabecillas olvidan dos aspectos fundamentales. El primero, que por imperativo legal ya tiene un representante, recientemente renovado en su puesto, José Juan Rodríguez Castillo, al que muchos sitúan en las cercanías del PSOE pero que nunca ha votado con ese partido. También les patina la memoria a los dirigentes portuarios a la hora de recordar que los dos representantes de la patronal lo son precisamente de eso, de la CCE, y que han de defender los intereses generales pasados, naturalmente, por el tamiz del interés empresarial, como los sindicatos defienden a los trabajadores y los cabildos a su respectiva isla. Luego parece de muy poco recibo que esa sectorial pretenda obligar a Grisaleña a abandonar un puesto de representación institucional que hasta ahora no se había discutido jamás.