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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Revolcón al mapa político canario

La candidata al Congreso de Coalición Canaria por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Ana Oramas, y el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo. EFE / Ramón de la Rocha.

Carlos Sosa

Sorpasso con revolcón. El Centro de Investigaciones Sociológica (CIS) ha dibujado este jueves para Canarias un cambio profundo del mapa político que, se confirmarse en las urnas el próximo día 26, pondrá todo patas arriba. De entrada, los dos partidos que sustentan al Gobierno de Canarias pasarán a ocupar la tercera y la quinta plaza entre las preferencias de los electores en una consulta nacional, con Coalición Canaria por primera vez fuera del Congreso de los Diputados, la debacle total. Y con un PSOE superado con descaro por la coalición Unidos Podemos y una pérdida total del liderazgo de izquierdas en el Archipiélago.

Roto en dos mitades (o más) tras la larga y tortuosa marcha de José Miguel Pérez de la Secretaría General, el PSOE de Canarias va camino de pagar en estas elecciones generales el desgaste de Pedro Sánchez y sus frustrados intentos presidenciales y la absoluta falta de liderazgo en el Gobierno regional.

Las humillaciones a que le viene sometiendo CC desde el inicio de esta legislatura y la rendición de todo sello de identidad en las tareas ejecutivas parecen haber sido asumidas en el debe por el electorado socialista, que se debate entre quedarse en su casa, votar a Unidos Podemos o pasarse (increíble, pero cierto) a votar al PP o a Ciudadanos. A eso ha llegado el desnorte.

Que Podemos aparezca en la encuesta del CIS como primera fuerza política, disputando esa plaza al hasta ahora invencible Partido Popular, obligará a los socialistas canarios a plantearse en serio un congreso regional del que emerja un líder con el empuje suficiente para recuperar el terreno perdido.

Patricia Hernández no es esa lideresa, y así lo empiezan a asumir incluso sus más fervientes seguidores.

El anuncio, todavía oficioso, de que Juan Fernando López Aguilar pueda optar a liderar el PSC dejará a la vicepresidenta del Gobierno sin los apoyos que creía seguros cuando ganó aquellas primarias con pucherazo que la auparon a la candidatura regional de los socialistas. El eurodiputado podría contar a día de hoy con más apoyos que Hernández incluso en la isla de Tenerife, especialmente después de la chapuza de Ferraz en La Laguna, una rendición más que ha demostrado que en la sede federal del PSOE manda más José Miguel Barragán (secretario general de CC) que ella misma y la Ejecutiva Regional en peso.

Que exista la posibilidad, aunque sea aún remota, de que Paco Hernández Spínola pueda quedarse sin escaño alimenta la imagen del descalabro. Quizás hasta pareciera conveniente ante la querella que le ha interpuesto Comisiones Obreras por aquel atropello de la rebaja de salarios a los trabajadores públicos más vulnerables.

No le van mejor las cosas al otro socio gubernamental, Coalición Canaria. De confirmarse la pérdida de la única diputada con opciones, Ana Oramas, el discurso de la única voz canaria en Madrid quedará enmudecido por completo, lo que seguramente sabrá aprovechar Nueva Canarias y el diputado Pedro Quevedo, muy hábilmente incrustado de número dos en la lista del PSOE por Las Palmas.

En los cuatro meses que duró la frustrada legislatura 2016-2016, Quevedo supo aprovechar eficazmente los minutos de Telediario y de portadas de prensa para robarle a Oramas un pedazo importante de ese relato. Si se queda solo en el hemiciclo como representante del nacionalismo canario, el sorpasso también estará servido en esta vertiente ideológica.

Pero no será esa derrota en las urnas el único motivo por el que Coalición Canaria entrará en barrena a partir del 26J. La deriva derechista que ha acometido Fernando Clavijo, entregándose en cuerpo y alma al mundo empresarial por encima de cualquier otra preferencia política; la renuncia al control de uno de los elementos estructurantes de cualquier discurso nacionalista, como es el territorio; la rehabilitación de Soria y del PP como socio predilecto; la ausencia absoluta de liderazgo y de inteligencia política, y el insularismo simplón como escapatoria a la crisis interna, están siendo ya factores determinantes para la desintegración inminente de Coalición Canaria.

Si se pierde “la voz canaria en Madrid”, ese mantra exógeno con el que siempre se ha pretendido medir la fuerza endógena, apaga y vámonos.

¿Y el PP? La muy medida polarización de la campaña electoral entre el Partido Popular y Podemos, auspiciada por ambas partes, no sólo deja fuera del centro del escenario al PSOE: también está contribuyendo sin duda a dar realce al proyecto político de Iglesias, Errejón y compañía. Herido de muerte el bipartidismo por la crisis de la socialdemocracia y por la delirante gestión del encargo constitucional de formar Gobierno por parte de Pedro Sánchez, la batalla parece ser en estos momentos cosa de dos.

En Canarias, el PP parece aguantar milagrosamente la atribulada marcha de José Manuel Soria. Asier Antona gestiona como puede el vacío de liderazgo, la tierra quemada dejada por el amado líder. Si mantiene los cinco diputados que las urnas le otorgaron el 20D ya puede darse con un canto en los dientes. Sólo resta por ver si Podemos le superará en votos, lo que también tiene su punto de derrota.

Los resultados del CIS apuntalan el crecimiento imparable de Unidos Podemos. Sólo tiene que gestionar bien ese magma imparable que hierve en las entrañas de la ciudadanía y no meter la pata en esta campaña electoral.

Luego vendrá lo más difícil: administrar con inteligencia el liderazgo de la izquierda en Canarias, para lo que habrá de empezar por resolver las históricas rencillas internas y dotarse de líderes con peso suficiente para canalizar adecuadamente las exigencias de la gente de izquierdas que confía en este nuevo proyecto.

Junto a Nueva Canarias y el PSOE, más los restos progresistas que puedan quedar a flote de la desintegración de Coalición Canaria, Podemos puede convertirse en el catalizador de una nueva etapa política en el Archipiélago, empezando por una valiente reforma del sistema electoral que ponga fin a tantas décadas de caciquismo y resignación.

Antes, desde luego, habrá que esperar a que se abran las urnas el 26 por la noche.

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