Menudo cabrero se ha cogido don Pepito con el Diario de Avisos. Y no por un quítame allá ese kiosco o ese control de difusión, o por la muy noble lucha por una exclusiva periodística. El propietario del periódico El Día está que se sube por las paredes por un comentario publicado en el decano de los diarios canarios en el que se daba cuenta de la desaparición súbita de la flamante placa con la que se acababa de nominar una calle de Los Realejos en honor del insigne y dicharachero editorialista número uno de Barrio Sésamo. Diario de Avisos lo relataba con la conveniente y oportuna sorna, explicando además que el consistorio optó, acto seguido, por reponer el rótulo unos centímetros más arriba para evitar así que los desaprensivos que cometieron tan antipatriótica ofensa pudieran volver a las andadas. Este miércoles don Pepito contestó indignado llamando a sus colegas del Diario “resentidos por su fracaso empresarial y periodístico”, indignación que se elevó un par de octavas al responder al calificativo de “callejuela” empleado para referirse a la calle José Rodríguez Ramírez. No es una callejuela, replicaba el editorial, “es una calle moderna, con perspectiva de convertirse en avenida y con construcciones elegantes. Una calle de las mejor situadas en una urbanización junto a otras vías que también serán bautizadas con nombres de personas ilustres relacionadas con esa localidad”. Vamos, la Milla de Oro.