El balance del año que termina arroja para el vicepresidente Soria un resultado ciertamente sonrojante. Además del caso Salmón, del caso Chalet o del caso Isolux (en 2009 se produjo la confirmación de la sentencia absolutoria del director de CANARIAS AHORA, para el que también pidió cárcel y fuertes sumas de dinero), la aparición de otros casos de corrupción o, cuanto menos, de irregularidades inadmisibles en política, demuestran la mala praxis que ha rodeado y sigue rodeando al vicepresidente del Gobierno. El escándalo de Tebeto salpica directamente a su hermano Luis, colocado por Soria como consejero de Industria en el pacto con ATI entre 2003 y 2005; el pelotazo del Canódromo se gestó bajo la alcaldía del mismísimo José Manuel Soria, con la nada inocente participación de María Australia Navarro desde la Consejería de Presidencia en el mismo periodo de gobierno regional. Nada nuevo que añadir a asuntos como el caso Eólico o el caso Faycán cuyos juicios se verán en 2010, donde queda de manifiesto hasta dónde llegaba y llega la larga mano del presidente regional del PP. El primero, en plena consejería de su hermano Luis; y el segundo, como señala el juez en su auto de apertura de juicio oral, con una financiación irregular del partido.