No tardaron mucho los periodistas madrileños en cogerle la matrícula a José Manuel Soria. Lo conocían de vista, de alguna que otra escaramuza de las suyas, como aquel “¡Viva España!” en SMS con el que tanto cabreó a la ex dirigente conservadora vasca María Sangil. Y por su parecido al ex presidente Aznar, un valor que en el PP parece haberse cotizado bastante. Pero desde que tomó posesión como ministro de Industria, Energía y Turismo, el conocimiento sobre Soria se ha ampliado notablemente en la Villa y Corte hasta el punto de saber de él que está más interesado por su propia imagen que por los asuntos que son de su competencia, o que “nada más tomar la cartera se descubrió que era uno de los miembros más ambiciosos del Ejecutivo”, como refleja esta semana en Interviú la periodista Pilar Portero. Pero eso para los canarios que tan profundamente lo conocemos no constituye novedad alguna. La noticia es que a nuestro insigne ministro ya empiezan a ponerle fecha de caducidad en el Gobierno. Esta periodista de Interviú e intrépida bloguera del Haffington Post ha dicho de Soria que “mira con nostalgia su tierra, según comentan en su entorno” y que “quiere volver, pero volver a lo grande, como presidente de Canarias”. La misma periodista resalta que, para tal propósito, ha de “lavar su imagen, muy dañada en las islas por las prospecciones de petróleo que ha autorizado el Gobierno a 61 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura”. Desgraciadamente para el líder del PP canario, ese no es el único problema de imagen que tiene en Canarias, donde muchos desean que se quede en Madrid un poco más. Una eternidad, aunque sea en algún consejo de administración energético.