Está resultando la mar de entretenida esta campaña electoral baratita e innovadora, con los más aventajados candidatos batiéndose el cobre en las redes sociales. En países avanzados en el uso de esta herramienta de comunicación se da por hecho que en Internet se ganan o se pierden elecciones y que la notoriedad de los candidatos que la utilizan crece de manera exponencial. Y a unos costes sencillamente ridículos si se los compara con las fuertes inversiones que, para el mismo objetivo, habría que hacer en otros soportes como la televisión. En Canarias asistimos estos días a una pre-campaña que se va animando por momentos en Facebook y en Twitter, red esta última donde demuestran su destreza y dedicación twitteros consagrados como José Manuel Soria o Carolina Darias, a los que se incorporan de modo bastante decidido los candidatos de Nueva Canarias, con el resto del pelotón haciendo avances ciertamente meritorios. No hay día que Twitter no nos depare alguna escaramuza, de la que se está ocupando con mucho empeño nuestro compañero Enrique Farez, pero hoy nos vamos a meter en su terreno para comentar lo que le pasó a Soria tras su ocurrencia de mentar la famosa banderita de la plaza del Fuero de Gran Canaria, o de la fuente luminosa, que todavía nadie la ha bautizado con el nombre de Plaza de Manolo el Bandera.