Bueno, poco a poco vuelven a aflorar los tics de gran gestor que adornan a José Manuel Soria, vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias. Su última gran aportación a las soluciones para la crisis económica ha sido empezar a vender patrimonio de la Comunidad Autónoma, es decir, las joyas de la abuela. Es, exactamente, la misma fórmula que aplicó Pepa Luzardo cuando accedió a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria y descubrió la tela de araña que taponaba la caja de caudales de la Corporación. Evidentemente, por allí había pasado, nada menos que durante ocho años, José Manuel Soria. Pepa lo vendió todo, o casi todo, porque no pudo desprenderse de La Favorita, ese cáncamo que han tenido que comerse todos los habitantes de esa ciudad a razón de doce millones de euros cuando en el mercado se ofertaba por cinco. Soria habla de activos, y en ese término podríamos incluir, por ejemplo, el Sefcan, ese disparatado nuevo sistema de contabilidad y gestión que va por 17 millones de euros. Si se lo devuelve al proveedor y éste le reintegra las perras, lo mismo podemos retomar y mejorar el Piccac. Lo mismo sugerimos que se revise en Turismo: le devolvemos a esos extraños proveedores de contratos segmentados todas las campañas que nos hemos tenido que tragar y, de repente, reintegran algo.