No hay que descartar en absoluto, sino todo lo contrario, que José Manuel Soria esté ejerciendo su pequeña presión en los alrededores del consejo de administración de La Caja para que se faciliten las cosas al máximo. Una presión que viene a colocar algunas cosas en puntos tan delicados que pudieran significar la vuelta a momentos desterrados a mayor gloria de la cuenta de resultados. La entidad crediticia no se ha opuesto a negociar un incremento en la esponsorización, ni a modificar las condiciones de los créditos, siempre que cada uno de los firmantes lo solicite. Lo malo es lo que les estamos contando acerca de los embargos que afectarían incluso a subvenciones procedentes de las instituciones, según reza en uno de los embargos, concretamente el que tiene como demandante a la Caja de Salamanca y Soria (miren por dónde) por importe de 75.631.849 pesetas de las viejas, más 22.500.000 de intereses de demora, gastos y costas.