Dicho sea con todo el respeto del mundo y en plan constructivo, recomendamos chaleco antibalas y mucha precaución a la nueva directora del Centro Atlántico de Arte Moderno, doña Alicia Chillida, sobrina del genial escultor al que se le ha faltado al respeto tantas veces en Canarias, dicho sea de paso. La nueva directora del CAAM ha de empezar por saber que quienes le han contratado no creen en ese museo, ni en la cultura entendida en su sentido más universal. Ha de saber también que la política informativa de la institución la va a dirgir un tal Larry Álvarez, que no tiene ni la más remota idea de arte ni de comunicación, sí de agitación y de propaganda barata. Ha de saber también que se va a tropezar con una gerente que acostumbra a hacer lo que le da la gana, especialmente con los procedimientos públicos, esos que prohíben adjudicar la compra de muebles a la empresa de tu propio marido sin pasar por algún procedimiento transparente. Todo ello, mire usted por dónde, señora Chillida, con un apadrinamiento mediático, fenómeno muy extendido en este paralelo del que le recomendamos huir como gato escaldado. De nada.