La ruptura del pacto entre el PP y ATI en Santa Cruz de Tenerife no tiene por qué afectar a las sólidas bases del que sustenta al Gobierno de Paulino Rivero y José Manuel Soria. Los dos saben, aunque por distintas razones, que se tienen el uno para el otro de aquí a la eternidad, fijada en la primavera de 2011. Donde sí puede haber algún tipo de terremoto localizado es en el Puerto de la Cruz, donde la popular Eva Navarro debe llevar días mordiéndose las uñas y preguntándose a la vez si no se precipitó un poco presentando su renuncia como concejal para no ser un obstáculo al pacto de su partido con las huestes del muy honorable Marcos Brito. A Navarro hay que reconocerle coherencia, porque ella misma ha sostenido siempre que pactar con Brito es hacerlo con un traidor, y ahora sabe que es el tiempo de esperar reacciones de su partido ante el feo episodio de Santa Cruz y la bajada de pantalones del macho Soria, dicho sea esto último con permiso de Pepe Alemán y con el máximo respeto institucional que nos merece el vicepresidente.