Pero las filtraciones no sólo se han producido en la operación Góndola en dirección al PP, en versión del principal encartado. También ha habido memorables meteduras de pata en los alrededores de la Fiscalía. Veinticuatro horas antes de las detenciones de Mogán, alguien tuvo un desliz con el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Vicente Garrido, desliz que le animó a entrar de lleno en el asunto. Garrido telefoneó al fiscal anticorrupción de Las Palmas, Luis del Río, para preguntarle si ya le había llegado de Madrid la bendición para actuar por parte del jefe máximo de la cosa, Antonio Salinas, y la respuesta fue negativa. Estaba actuando casi en solitario el juez de instrucción de San Bartolomé José Alexis Negrín, lo que motivó que Garrido asignara el caso al fiscal del juzgado, que tuvo que meterse entre pecho y espalda los 500 primeros folios de las actuaciones policiales con muy pocas horas de antelación, las que mediaron entre las detenciones y las declaraciones ante el juez. El fiscal no solicitó ni fianza ni prisión preventiva para los imputados, por lo que el juez no pudo decretarlas. Vayan haciéndose un mapa y verán que todo cuadra al final.