Las reflexiones que ha empleado Soria para llegar a calificar de “propuesta bolchevique” la decisión de los gobiernos canario y central de bonificar a las compañías aéreas que acercan turistas a las islas han sido muy elocuentes. Como primera medida, ha comparado a los turistas con salchichas, seguramente de Frankfurt, como si cada uno de esos productos procedentes del noble cerdo también provocaran con su importación a Canarias un importante meneito a nuestro PIB. Una salchicha, un turista, no está mal. Como para que Rajoy se lo cuente a doña Merkel en su primera cumbre. Según La Provincia, Soria dijo lo siguiente: “¿Que yo le pague a un turoperador para que traiga a aquí a un inglés? Eso es como si pagara a una fábrica de salchichas dos euros por cada salchicha que fabrica”. Pero este martes se ratificó en la Ser invocando lo que se conoce como la quinta libertad aérea, que viene siendo el derecho de una compañía aérea de cualquier nacionalidad a recoger pasajeros/carga/correo en otro país y transportalos a un tercero, lo que no nos encaja con las salchichas, pero es que también en esto de la aeronáutica y sus políticas somos unos lerdos bolcheviques y no unos modernos liberales con amplios conocimientos de la economía globalizada. Qué la vamos a hacer.