Resulta curioso observar lo cogiditos de la mano que van ahora el dueño del periódico El Día y el presidente del CCN, ambos metidos hasta el tuétano en tareas independentistas que más pronto que tarde les acarrearán algún problemilla o ciertas sofocantes incomprensiones. A los dos les une la necesidad de tener una excusa notable con la que echarse al monte. A don Pepito le agobia la crisis económica, que se ceba especialmente en los medios de comunicación y que él ha resuelto culpando al Gobierno de sus males y de sus ajustes de plantilla. Nacho González, por su parte, se teme un inminente desenlace del caso Las Teresitas, y con él, la correspondiente derivación que se dirige peligrosamente hacia sus cuentas electorales de 2007. Quieren tener una excusa para considerarse perseguidos por el sistema y esa excusa es su inexplicable y poco creíble independentismo, en el que profundizan con la misma sinrazón con la que a su vez se abrazan al Partido Popular, el más españolista y antinacionalista de cuantos adornan el panorama político hispano. Porque a la vez que don Pepito aplaude a Soria con las orejas, Nacho González propugna cada día un nuevo pacto con los populares. De eso a la independencia de Santo Tomé y Príncipe va solo un pequeño paso para la humanidad.