Esto del viaje de Saavedra a París se veía venir. Lo empezó a insinuar hace semanas desde la tribuna del Parlamento el mismísimo José Manuel Soria, probablemente porque ya lo tenía hablado con su editor de cabecera. Éste, a su vez, se ha aprovechado de la información que le puede haber proporcionado inocentemente un empresario amigo que a su vez es amigo del alcalde desde hace muchísimos años. Un empresario que ha viajado con Saavedra en alguna ocasión porque ambos comparten los mismos gustos por la ópera y la música clásica en general. Nada de salmón y, de momento, nada que pueda conducir a que se haya beneficiado al empresario a cambio de esos viajes. El empresario, a su vez, se ha convertido en una pieza a abatir por Soria por haber sido el que declaró en el juicio del caso Isolux que el hoy vicepresidente le había presionado para que no recurriera aquella famosa adjudicación de los dos módulos de desalación en el primer escándalo de la era Luzardo y el último de Soria como alcalde. Más pájaros (con perdón) con el mismo tiro.