“¡Ay, independencia, cómo te ansiamos!”, concluía, a modo de proclama de remate el editorial de El Día de este viernes, tras hacer sus cotidianas incursiones en el soberanismo y en la maldad que anida en la isla de Gran Canaria, a cuyos habitantes atribuye la responsabilidad de la mayoría de los males que padecen las islas. La independencia la pretende don José para crear un ejército popular canario, una policía propia pero no de pandereta y una justicia justa. Porque, como el editorialista relataba este viernes, se siente perseguido por “una parte de la Justicia que se deja influenciar -eso es lo que parece- por políticos y periodistas -periodistas que son la hez de esta profesión- de la tercera isla, pues es en Las Palmas donde tiene su sede el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. ¿Se creen los canariones dueños de la Justicia por esta circunstancia? ¿Permiten los jueces y magistrados que esto sea así?”. Por lo que hemos podido recabar, la demanda de don Pepito contra Pomares y Tristán respondió a un artículo del primero de ellos en el que le llamaba felón, que viene ser la persona que traiciona, y el periodista le atribuyó tal cualidad por su línea editorial contraria al ordenamiento constitucional y a las instituciones españolas.