Está tardando Bravo en retirarle todas sus competencias al tal Juan, salvo que entre ambos haya más compromisos que el exclusivo de levantar la mano en los plenos del Cabildo, que todo se andará por la vía cívica de 2015 y los puñetazos encima de la mesa. Mientras llega ese instante mundialmente sublime, lo que no coneja es que el tal Domínguez tenga ya en su agenda de la próxima semana un viaje a China justo antes de otro puente, como hiciera no hace poco para viajar a Londres con motivo de la feria turística World Travel Market. Pero esta vez, lo de China suena mucho más a chino, un auténtico viaje bajo secreto de sumario que se viene preparando en el Cabildo de Bravo (provincia independiente de Las Palmas) hace semanas, con destino a Hong Kong desde la madrugada del 4 de diciembre, justo antes del puente constitucional, para llegar a la excolonia británica la víspera del festivo español (¿y no computable a la hora de dar el callo por Gran Canaria?), después de un largo viaje Gran Canaria-Madrid-Roma-Hong Kong. Para ser sinceros, no tenemos todavía el billete de avión de Juan Domínguez, al que desde el propio Cabildo se le sitúa en una reserva aparte, probablemente desde la capital de España junto a su señora senadora esposa y porque es incapaz de perderse semejantes vacaciones en el gigante asiático. A quienes sí tenemos controlados son a los nueve expedicionarios que parten de Gran Canaria la madrugada del martes al miércoles en clase Business, entre ellos la asesora del tal Juan, la exconcejala de CC Mónica Quintana, y la experta para temas mundanos del presidente Bravo, la báltica Kristina Cernousovaite, ya archiconocida en la Casa Palacio por no parar la pata por esos mundos dedios. También en ese viaje chiripifláutico del que nadie sabe nada todavía van la gerente de la SPEGC, abogados, empresarios y hasta un señor chino que imaginamos hará de abre puertas allá en su país. ¿Para qué? Pues “para muchos millones en inversiones”, dicen.