El otro frente de desmoralización ciudadana lo encontramos este miércoles en la Cámara de Comercio de Las Palmas, donde la caída en desgracia de uno de sus vicepresidentes, José Miguel Suárez Gil, ha puesto en solfa el prestigio de la institución y lo que algunos llaman de manera rimbombante la unidad del movimiento empresarial. Como si esa unidad hubiera existido alguna vez en la última década, bajo esa cualidad han tratado de camuflar los intentos de dar continuidad a la vida pública de un dirigente empresarial que no se ha conducido precisamente por los caminos del prestigio y la consideración que una profesión así, la de empresario, habría de transitar. El actual presidente de la Cámara, Ángel Luis Tadeo, se aupó a ese cargo con la ayuda del conocido como Zorro Plateado, pero muy pronto empezó a poner cerco a algunas de sus actuaciones por considerarlas lesivas para el prestigio de la institución y para ese renqueante movimiento empresarial, tantas veces en crisis.