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Héctor, el topógrafo canario que trabaja para poner fin al conflicto entre elefantes y granjeros en Namibia

Elefantes en Namibia

Adrián Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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En la región desértica de Kamanjab, al norte de Namibia, hay un conflicto abierto entre los granjeros de la zona y sus gigantes vecinos grises: los elefantes del desierto.

Durante sus rutas migratorias en busca de agua, los elefantes cruzan campos explotaciones agrícolas y ganaderas, destrozando vallas, cultivos y depósitos de agua. La población de elefantes está siendo diezmada por este conflicto, que a menudo acaba con los animales tiroteados por los granjeros que defienden su medio de vida.

El topógrafo canario Héctor Medina (Telde, 1973) trabaja ahora en Namibia de manera voluntaria con la ONG Elephant Human Relations Aid buscando una solución del conflicto a largo plazo.

El objetivo de Medina es crear un sistema de información geográfica que localice los grupos de elefantes y sus rutas migratorias para luego construir pasillos seguros que permitan circular a los elefantes sin generar daños a las granjas y así asegurar una convivencia pacífica entre elefantes y granjeros.

Para recopilar sus datos, Medina patrulla el campo junto a su compañero Hendrick, buscando huellas y marcas de los elefantes para poder captar imágenes de los animales y registrar sus rutas migratorias. Luego Medina combinará sus datos con datos sobre el terreno, imágenes satelitales y la información de los collares GPS que portan algunos elefantes en un sistema. El topógrafo confía en que el sistema que cree ayude a “tomar mejores decisiones”.

“El resultado final es un equilibrio entre los humanos y elefantes, porque tienen que cohabitar, y actualmente es muy complicado”, explica Medina, quien se muestra empático con las duras condiciones que afrontan los granjeros locales: “Tienen elefantes que les rompen las vallas, que les rompen los estanques, las bombas, los molinos… Y además hay hienas, leones, guepardos y leopardos. Están muy hastiados y su reacción es coger un rifle y meterles un tiro a los elefantes”.

Según Medina, el gobierno del país protege a los elefantes y gestiona la caza controlada, pero no da abasto para cubrir todo el territorio. “El terreno es vastísimo y es imposible de controlar. Aquí la finca más pequeña tiene 5000 hectáreas”, dice. Para evitar las repercusiones de sus ataques contra los elefantes, los granjeros disparan a los elefantes en el estómago para que mueran días después, lejos de sus terrenos.

Los granjeros con más recursos han electrificado sus verjas para disuadir el paso de los elefantes. “Es efectivo desde el punto de vista del granjero, porque un elefante que se lleva una descarga no vuelve a acercarse, pero si no se abren rutas de migración, esto va a acabar con todos los elefantes encerrados”, dice el topógrafo.

Medina ha puesto a disposición de la ONG sus conocimientos, su tiempo y su equipo, pero ahora pide ayuda a la comunidad para impulsar su trabajo. Ha abierto un crowdfunding en el portal gofund.me para comprar nuevos equipos fotográficos e informáticos. “Esta es una labor titánica”, dice Medina. “Cualquier aportación supone un empujoncito para tener los datos y, sentándonos el gobierno, agricultores, ganadores y conservacionistas, buscar por fin una solución”.

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