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Menos es más

Cada cuento tiene su moral al terminar la historia. En su último día, el Festival de Cine busca la suya. Una buena conclusión podría ser que menos es más. Amenazado por los continuos recortes presupuestarios desde sus últimas ediciones, el evento ha hecho del problema una virtud. Incluso se podría pensar que gracias a esos recortes la calidad de la propuesta ha salido ganando. La atención de lo superfluo ha ido perdiendo terreno a favor de una línea mucho más clara y contundente. Nuestro juicio sobre esa línea ya es otra historia. El acierto está en llegar a configurar una personalidad propia.

A diferencia de otros años en donde el resto de ciclos eran más interesantes que la propia sección oficial, en esta edición se han podido ver propuestas muy potentes. Claro que la selección tiene que ver con el tipo de películas que se hayan producido en ese año. Pero lo que se siente es que el criterio que las reúne es mucho más sólido. Probablemente porque se sepa mejor hacia dónde se va.

Prueba de ello es el incremento del público, al que ya no le importa hacer colas para comprar su entrada y ver cine independiente. La mejor muestra de que se hacen bien las cosas es cuando la gente comienza a hablar en las calles de Atom Egoyam, de Svanmayer, de Brillante Mendoza. Y eso es tanto acierto de un público cada vez más formado cinematográficamente como de una programación que cumple también cierta función pedagógica.

En cuanto al palmarés, vence la filipina Lola de Brillante Mendoza. El sentir popular a favor de la propuesta así lo pronosticaba. Una película aparentemente muy sencilla, pero que hace uso de una emotiva carga simbólica. Mucho más arriesgado el premio el segundo premio dirigido a la francesa Iréne. La narrativa de Cavalier se asienta en el campo de la autofilmación y del diario íntimo. Tras más de veinte años realizando este tipo de cine, el premio le llega más como premio al camino andado que por la novedad de su propuesta.

No lo tuvo fácil un jurado en el que se ha sentido cierta disconformidad ante las obras presentadas este año. Las inquietudes parecen ir buscando algo más contundente y renovador. No parece que lo tuviera mucho más fácil el jurado de nuevos realizados quien determinó por aplicar un premio doble. La colombiana francesa La vuelta del cangrejo es una historia de aparente ligereza narrativa. Con una realización más que notable que vuelve significativas las señales poéticas dentro de la narración.

Mención especial para un canario

Por primera vez, hay una mención especial del jurado para un realizador canario. Se trata de Holidays de Víctor Moreno, quien ha cautivado a sus miembros con la combinación entre tradición y progreso: una reflexión sobre la identidad.

En el caso del foro canario, tal vez de los premios más alejados de la línea del festival, nuevo premio compartido para dos trabajos. Los hermanos Nayra y Javier Sanz obtienen su galardón con el trabajo Encounter. Y el documental sobre Senegal de Jaime Friend completa la mención.

Si el año pasado, acababa el festival con la amenaza de no volverse a repetir, la edición de este año despeja cualquier duda sobre su continuidad. Una buena muestra de que la voluntad por hacer bien las cosas no está reñido con grandes partidas presupuestarias.

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