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Florez pone en pie al Real con un homenaje a Kraus

En septiembre se cumplen diez años de la muerte de Alfredo Kraus y anoche el tenor peruano Juan Diego Flórez quiso dedicar expresamente al tenor español el derroche de voz con el que puso en pie al Teatro Real de Madrid y al que será su director artístico a partir de enero, Gerard Mortier.

Ellos no fueron los únicos que recibieron emocionados cada una de las canciones rossinianas y españolas con las que Flórez ha “consolado” al público español por su decisión de no cantar el papel del duque de Mantua del “Rigoletto” que hoy estrenará el Real ya que el público congregado ante la pantalla instalada en la Plaza de Oriente fue, al menos, igual de entusiasta.

A unos, a los del interior del teatro, les agradeció su entusiasmo con cuatro “propinas” y a los de fuera cantando, a capella, y nada más terminar el recital, “La flor de la canela” asomado a la terraza del Real.

Si ese gesto, que la gran mayoría del público “de pago” se perdió porque Flórez lo ha hecho sin previo aviso e inmediatamente después de salir por tercera y última vez a saludar, provocó el arrebato en la plaza de Oriente, en el patio de butacas se han escuchado durante el recital piropos de todos los cortes, especialmente con la canción que ha cerrado los bises, el bolero “Júrame”, y con los nueve “do” de pecho de “Ah! mes amis” de “La Fille du Regiment”.

En esas dos ocasiones, y en medio de los “bravo”, “guapo”, qué majo eres“ ó ”eres el rey“ dedicados a Flórez, Mortier puso en pie al igual que el resto del público, incluido el actual director artístico del Real, Antonio del Moral, con el que el belga ha intercambiado varios comentarios sobre el espectáculo.

Tampoco escatimaron, ellos y el público, la pasión con la “novedad” de la noche: el aria “Terra amica” de la ópera “Zelmira”, -que interpretará este verano en el Festival de Pessaro-, y con el que ha cerrado la primera parte, dedicada íntegramente a su “especialidad”: Rossini.

La segunda la abrió con el “Ah! lève-toi, soleil!” de “Roméo et Juliette” de Gounod, seguido con “La alegría del batallón” de José Serrano, “El guitarrico” de Agustín Pérez Soriano, “Emigrantes” de Rafael Calleja y Tomás Barrera, y para terminar recuperó a Rossini con “Asile hereditaire...Amis, amis” de “Guillaume Tell”.

Para las “propinas”, como él las llamó, y para cuya elección bromeó con el pianista, Vincenzo Scalera, diciendo que no sabían qué cantar, se guardó, además de “Júrame” y “Ah! mes amis”, “Cessa di piu resistere” y “L'alba separa dalla luce l'ombra”.

A Mortier, el concierto, que se repetirá el próximo domingo, con pantalla gigante incluida, le ha parecido “fantástico”, igual que a la esposa del tenor, Julia Trappe, según han dicho ambos a Efe al término del recital.

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