''Las Medidas Urgentes responden a un afán depredador del territorio''

Historiador del arte, comisario habitual de exposiciones, la última fue la celebrada Irradiaciones de Oramas, Orlando Franco es coeditor, junto al también historiador del arte y periodista Mariano de Santa Ana, de Paisaje y esfera pública, un libro coeditado por el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y la Demarcación de Gran Canaria del Colegio de Arquitectos de Canarias que reúne contribuciones breves de 124 autores vinculados al Archipiélago. El libro fue presentado la semana pasada en el CAAM.

-¿Cuál es el hilo conductor de Paisaje y esfera pública?

-Se trata de una aproximación pluridisciplinar a los problemas del paisaje contemporáneo, un conjunto de reflexiones a través de textos cortos de ciudadanos vinculados al Archipiélago conscientes de que uno de los grandes retos a los que nuestra comunidad se enfrenta es la banalización y degradación del paisaje.

-¿Por qué 124 autores y por qué estos y no otros?

-Nuestros esfuerzos se centraron en conseguir un elenco de autores representativo de distintas disciplinas, tales como arquitectos, juristas, economistas, sociólogos, profesionales del arte, escritores, políticos, geógrafos, ingenieros, periodistas, empresarios, representantes de movimientos sociales, etcétera, para ofrecer un panorama profesional, ideológico y político lo suficientemente amplio. Invitamos a algunas personas más que rehusaron participar o simplemente no contestaron, pero para nuestra satisfacción la gran mayoría aceptó y estamos muy contentos con el resultado.

-¿La esfera pública está consolidada en Canarias?

-La esfera pública en Canarias es muy precaria. El Archipiélago no ha sabido o no ha podido consolidar una esfera pública fuerte basada en los principios ético-políticos de libertad de discusión y soberanía de la voluntad popular. Es más, estos fundamentos son con frecuencia una pantalla que encubre modos de operar opuestos a lo que propugnan. El interés particular y los designios del mercado determinan con asiduidad el comportamiento de la autoridad social e institucional.

-¿Qué opina del Proyecto de Ley de Medidas Urgentes de Ordenación del Territorio del Gobierno canario?

-Este gobierno dista mucho de ser un firme defensor de la sostenibilidad de nuestro territorio. Las políticas que emprende responden más a la voluntad de realizar negocios que no se repercuten en el conjunto de la ciudadanía. Este Proyecto de Ley responde a un afán depredador del territorio. Le recuerdo la enorme contestación de que está siendo objeto: la dimisión del arquitecto Faustino García Márquez, ex director general de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y de Lucha contra el Cambio Climático del Gobierno canario, además de padre de las Directrices de Ordenación del Territorio, y por cierto también uno de los autores del libro; las críticas públicas del Colegio de Arquitectos de Canarias, del Colegio de Ingenieros Agrónomos, de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas, de colectivos como Ben Magec, etcétera.

-¿Es partidario de la contención del desarrollo turístico en las Islas?

-Por supuesto. Si no se introducen medidas correctoras que ayuden a una mejor utilización del territorio y sus atractivos acabaremos por espantar al turismo. No se puede continuar con estas políticas depredadoras.

-Usted y Mariano de Santa Ana fueron muy críticos con la primera edición de la Bienal de Paisaje de Canarias, ¿mantienen la misma actitud en relación a la segunda?

-La Primera Bienal fue un acontecimiento lamentable, entre otras razones, a causa de la enorme soberbia que ejercía quien entonces ocupaba el cargo de viceconsejera de Cultura, la nunca bien ponderada Dulce Pérez. Aquello fue un claro ejemplo de cómo la acción política ejercida con prepotencia y sin tratar de alcanzar un mínimo consenso entre los agentes implicados conduce a fracasos antológicos. En Canarias, tristemente, estamos más que acostumbrados a estos modos de entender el ejercicio de la política. Esta segunda edición está lamentablemente lastrada por lo acontecido en la primera: son tantas las suspicacias que se generaron con la primera que las expectativas que se despiertan con lo propuesto para la segunda se encuentran contaminadas por aquellas. De todos modos, creo que debemos atender críticamente lo que se disponga y expresar públicamente nuestras conclusiones sin opiniones apriorísticas. Por lo demás, debo de decir que el nuevo director, Juan Manuel Palerm, que es uno de los 124 autores del libro, ha tratado de eliminar la arrogancia y la estulticia que caracterizaron la gestión de la anterior bienal.

-¿Qué se debe de hacer con el proyecto de Tindaya?

-Tindaya se ha convertido en algo más que una hermosa montaña majorera para la que Eduardo Chillida concibió un maravilloso proyecto -en esto último Mariano de Santa Ana y yo mantenemos un desacuerdo insalvable-. Tindaya es ahora además un ejemplo vergonzoso, uno de los casos de corrupción más graves de la historia reciente de Canarias. Y pretender realizar el proyecto de Chillida sin que se esclarezca primero a donde fueron a parar los cientos de millones de las antiguas pesetas que se invirtieron en el proyecto y sin que haya consecuencias judiciales y políticas para los responsables de este pelotazo es una vergüenza. Una vez resueltas estas cuestiones podremos entonces volver a dirigir la mirada a la dimensión artística del proyecto, que, insisto, me parece magnífica.

-¿Confían en que el libro tenga repercusión fuera de Canarias?

-De hecho ya la está teniendo y eso que sólo hemos hecho envíos puntuales y que todavía no ha empezado a distribuirse comercialmente.

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