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El Parque Nacional Marino es compatible con la pesca profesional y el buceo

La flota es muy heterogénea, donde casi todas las unidades de esfuerzo tienen menos de 10 metros de eslora y tripulaciones variadas, con un máximo de 5 tripulantes para las destinadas a túnidos.

Juan Ignacio Viciana

Valverde —

El documento de propuesta de Parque Nacional Marino Mar de Las Calmas que maneja el Ministerio de Medio Ambiente señala literalmente que “la pesca profesional, por su carácter de pesca artesanal, sostenible y selectiva, es perfectamente compatible con la declaración de Parque Nacional marino, puesto que ésta no debería suponer en absoluto la reducción del esfuerzo pesquero actual (tonelaje bruto y número de buques) y mejoraría a medio y largo plazo el número de capturas y su tamaño”.

La Ley 30/2014, de Parques Nacionales, prevé atender de manera singular a los municipios que conforman el área de influencia socioeconómica, potenciando las actividades económicas sostenibles que dinamicen el entorno por medio de actuaciones directas o programas de subvenciones, lo que entronca directamente con las características del sector pesquero.

Se prima así la conservación de usos y costumbres tradicionales que hayan ayudado a modelar y configurar el territorio tal y como se conoce, disposiciones que favorecerán de manera directa la creación de empleo pesquero, la estabilidad laboral y social en la Isla, a la vez que su modelo de conservación del entorno.

La propuesta del Ministerio añade que la experiencia en la declaración de otros Parques Nacionales de ámbito marítimoterrestre, como el de Cabrera, ha demostrado el efecto beneficios de éstos, frenando la drástica caída del número de unidades de esfuerzo de las flotas de artes menores, al primar la pesca de bajura.

A su vez, se protegerán las actividades económicas presentes y consolidadas en el territorio, siendo sin duda la pesca profesional de carácter tradicional, por su relevancia social, económica y ambiental, una de esas actividades favorecidas por la creación del Parque.

También se mejorará el conocimiento y seguimiento científico de la biomasa pesquera en el caladero de forma continua, en beneficio de un sector pesquero artesanal que basa su actividad en el mantenimiento sostenible de las especies pesqueras presentes en el litoral y objetivo de su labor.

Por último la declaración del Parque Nacional conllevará medidas que favorezcan la mejora de aspectos relativos a seguridad marítima, navegación, vida humana en la mar, contaminación del medio marino o señalización marítima, siendo el sector pesquero uno de los beneficiarios directos de estos avances.

“Cabe concluir, por tanto, que dadas las características del nuevo Parque Nacional marino, las posibles limitaciones al sector pesquero en su actividad serán relativamente mínimas”, apunta el documento.

Y es que la propia propuesta reconoce que “los pescadores de El Hierro ejercen una pesca de corte muy conservador, pero no por ello cerrada a innovaciones en las artes utilizadas. Es una actividad multiespecífica, por cuanto se dirige a través de múltiples artes de pesca a especies objetivo enormemente variadas. Es también una labor llevada a cabo de forma sostenible, donde son los propios pescadores los primeros y más interesados en la conservación del entorno que da valor a su actividad económica. Y por último, es esta una tarea selectiva en cuanto a la minuciosidad de las artes empleadas, respecto a las especies pescadas y a las tallas de los individuos recolectados”.

En el caladero de pesca que rodea las aguas litorales de la isla de El Hierro, no sobrepasando habitualmente el límite de las 12 millas de distancia desde la costa, se ejerce una doble vertiente de la pesca profesional. Por un lado existe una flota denominada de artes menores que realiza una pesca de tipo artesanal, tradicional, multiespecífica y con un alto grado de sostenibilidad, que raramente sobrepasa las primeras millas de distancia a la costa en su actividad.

Por otro, un pequeño segmento de flota procedente del resto del Archipiélago cuya eslora llega hasta los 35 metros, que tienen como especie objetivo a túnidos y grandes pelágicos y realizan su actividad a cierta distancia de la costa. Ambas variedades difieren en sus estrategias pesqueras, en el tamaño de los buques en sus métodos de pesca, en el puerto base y en la forma de comercializar las capturas.

La pesca profesional en El Hierro se ejerce fundamentalmente dentro de las 12 millas, dirigida, por un lado a especies objetivo pelágicas como los túnidos, mediante anzuelo (caña o liña) y el peto, mediante el curricán o la vara. Por otro lado, la pesca de bajura cercana a la costa se dirige a morenas (nasa de tambor), la vieja (el arte del puyón, original de la Isla, se basa en buceo de apnea con una línea de mano), la salemera, la nasa del camarón narval, la liña y el cebo vivo para el medregal o seriola, el marisqueo de lapas y cangrejos...

La flota pesquera artesanal de El Hierro, teniendo en cuenta las vicisitudes ocurridas debido a la erupción volcánica del sur-suroeste de la Isla, se ha mantenido en un número que ronda las 35 unidades de esfuerzo. Una flota cuyo puerto base para la mayoría, 28 unidades, está en el Puerto de La Restinga, mientras para el resto de buques se encuentra en la parte norte, en el Puerto de La Estaca.

El puerto de desembarco habitual de las capturas de esta flota (el 90% aproximadamente) es el de La Restinga, pues todos pertenecen a la única cofradía de pescadores que existe desde 1978 en la isla, la Cofradía de Pescadores de Nuestra Señora de los Reyes. En 1992 se creó la Sociedad Cooperativa del Mar Pesca Restinga para tener un mejor control de la venta de los productos pesqueros, intentando obtener mejores precios y zafarse del control de los intermediarios. Esta Cooperativa gestiona el punto de primera venta y comercializa la gran mayoría de los desembarcos.

El fenómeno más importante en la evolución reciente del caladero ha sido la erupción volcánica de octubre de 2011 y la posterior veda autoimpuesta por la flota herreña, durante seis meses desde septiembre de 2012 hasta finales de marzo de 2013.

La erupción volcánica redujo drásticamente la captura de la mayoría de especies costeras como el peto, la vieja, las morenas, el alfonsino besugo, las lapas, el camarón narval y la cabrilla, produciéndose por ello un desvío claro del esfuerzo pesquero hacia especies objetivo cuyo hábitat natural se encuentra más alejado de la costa, como el listado, el estornino, el jurel y el atún blanco.

Al término de la veda en 2013 se produjo una vuelta a la actividad extractiva y se recuperó ampliamente la captura de la mayoría de especies típicas del litoral herreño.

La pesca artesanal, de carácter multiespecífico y multiarte, se acopla perfectamente a la dinámica de los ecosistemas de la Isla, carente apenas de plataforma insular. Esta ausencia de plataforma permite llevar a cabo en casi todas las zonas delimitadas las mismas modalidades de pesca, con independencia de los gustos particulares de los pescadores y la climatología. La flota es muy heterogénea, donde casi todas las unidades de esfuerzo tienen menos de 10 metros de eslora y tripulaciones variadas, con un máximo de 5 tripulantes para las destinadas a túnidos.

Esta pesca de túnidos es un complemento a otras pesquerías, no constituyendo como antaño una pesquería preferente para algunas unidades productivas locales. La capacidad operativa de esta flota destaca sobre la de la flota recreativa y sobre los pescadores de costa, por lo que se puede deducir que la flota profesional actúa más sobre las zonas de mayor concentración de biomasa, aunque se trate en este caso de zonas más expuestas climatológicamente.

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