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Raúl García Brink: “Para transitar hacia la neutralidad climática en 2040, tenemos que agilizar la burocracia y apretar el acelerador”

El coordinador de Soberanía Energética Raúl García Brink durante la presentación de la feria internacional Canagua, junto a Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, y Miguel Hidalgo, consejero de Sector Primario.

Iván Alejandro Hernández

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Del 9 al 11 de noviembre, se celebrará la feria internacional Canagua en la Institución Ferial de Canarias, en la capital grancanaria. Tras cuatro años de parón por su carácter bianual y la pandemia, este encuentro que nació hace mas de 30 años y que recuperó el equipo de gobierno del presidente Antonio Morales, aspira a convertir a la Isla en referente internacional de las energías renovables. Promovida y financiada por la Corporación Insular, ya cuenta con más de 1.000 visitantes inscritos y 70 expositores confirmados. La inscripción se puede realizar a través de esta web, de manera gratuita.

“Esta feria comenzó dedicada específicamente al agua. Desapareció y decidimos recuperarla en la primera legislatura de Antonio Morales, pero vinculándola también con energías renovables”, recuerda García Brink, coordinador técnico de Desarrollo Económico, Soberanía Energética, Clima y Conocimiento del Cabildo de Gran Canaria.

En este sentido, resalta la importancia del binomio agua y energía dado el alto abastecimiento que procede de la desalinización en la Isla. “Solo hay que ver la factura energética del Consejo Insular de Aguas, desalar agua en Gran Canaria tiene un coste energético muy elevado y todo aquello que pueda contribuir a hacer más eficiente la gestión del agua, redundará en hacer más sostenible este ámbito”, añade.

Con esta 13ª edición, Brink detalla que se tratará de manera profunda este asunto con ejemplos internacionales, pero también otros temas como el hidrógeno, la fotovoltaica, el encaje de las fuentes limpias en el sector primario y, en general, piezas del complejo puzzle que conforman la transición energética que Canarias quiere lograr en 2040, año en el que aspira a llegar a la descarbonización.

¿Qué espera de esta edición de Canagua?

Esperamos que vaya un número de visitantes aceptable, que contribuyamos de alguna manera a la transición energética en Gran Canaria y, sobre todo, que colaborar a que las empresas expositoras puedan hacer negocios. Para eso, facilitamos reuniones, tenemos las jornadas técnicas para formar a los profesionales en las últimas innovaciones y tendencias del mercado. Pero también, de alguna forma, abordamos cuestiones que entendemos que son muy relevantes y que pueden jugar un papel muy relevante en la transición energética de la Isla.

Vamos a tener una conferencia inaugural de Pedro Baños, que es un estratega de reconocido prestigio que ha publicado diferentes libros sobre asuntos relacionados con la geoestrategia y la policía internacional. Es un tema que va a ser muy interesante que está de actualidad por la guerra en Ucrania y la crisis que ha ido generando. También por el papel que juega Canarias como la gasolinera del Atlántico medio y con toda la problemática de la planeada central nuclear cercana a las Islas, en Marruecos, incluso el gasoducto que se está intentando impulsar desde Nigeria a Europa.

También tendremos al Fraunhofer Institute for Solar Energy Systems de Alemania, que va a hablar de agrivoltaica. Me gustaría resaltar que este es otro asunto que consideramos de alto interés para Gran Canaria, porque puede suponer un ingreso complementario para los que se dedican al sector primario. Combinar la agricultura con la fotovoltaica ya se hace en diferentes lugares de Europa y Latinoamérica, así que creo que ya es hora de traer ese debate a la Isla. Y tendremos alguna empresa alemana como expositora que ofrece soluciones en este ámbito.

Las comunidades energéticas son otro asunto clave que vamos a abordar en esta feria. Los visitantes, además de conocer las soluciones más innovadores en la gestión del agua y la energía, van a encontrar un grupo de empresas instaladores de renovables de primera calidad, a las que les puede pedir presupuesto. Y el Cabildo de Gran Canaria, en su stand, explicará las diferentes líneas de ayuda o de subvenciones que existen para el autoconsumo en las viviendas.

¿Qué importancia tiene el agua en la transición energética en Gran Canaria?

Para Gran Canaria es clave. El agua no solo hay que desalarla, hay que bombearla en altura, que puede ser de media unos 400 metros, pero en algunos casos incluso mayor. Luego hay que depurar el agua. Y todo eso supone un gasto energético muy importante. Todo el ciclo integral del agua está íntimamente relacionado con la energía. Son dos vectores que caminan juntos y se influyen mutuamente, por lo que tenemos que hacer un esfuerzo por dar un servicio de calidad, pero al mismo, tiempo intentar reducir los costes al máximo. Ese va a ser uno de los grandes retos que tendrán las islas como Gran Canaria, sobre todo en un contexto de sequías como los que ya hemos vivido y que ha sufrido esta isla; de alguna forma, tendremos que adaptarnos.

¿Qué proyectos ha llevado a cabo el Cabildo enmarcados en el binomio de agua y energía?

El proyecto Desal+ en el que ha estado el Cabildo junto al Instituto Tecnológico de Canarias es un magnífico ejemplo de lo que puede ser ese binomio en Gran Canaria. También tenemos el Salto de Chira, un proyecto de almacenamiento energético en el que desalaremos agua para bombearla a una determinada altura y luego turbinarla para cuando haga falta. Pero no solamente es un proyecto energético; también tendrá un excedente de agua en las presas que va a beneficiar a los agricultores de las cumbres y medianías y a la repoblación forestal.

También tenemos el proyecto Aquagran, enmarcado dentro de la iniciativa de isla inteligente del Cabildo. Se pretende mejorar el ahorro y la eficiencia en la desalación y, por otro lado, incluye un despliegue de una capa sensórica en las redes de distribución de aguas que nos permita localizar las averías de forma inmediata y, por lo tanto, que se produzca la menor pérdida de agua posible. Muchas veces nos encontramos con pérdidas en las redes y de esta manera logramos evitarlas y ahorramos energía, porque ha sido agua desalada y perderla significa perder energía. 

Como ya has citado, la gran apuesta es Salto de Chira, una obra que sin embargo tiene la oposición de una plataforma que incluso la pone al nivel de obras turísticas como Cuna del Alma en Tenerife. ¿Qué le diría a quienes ponen en entredicho a la central hidroeléctrica?

Vamos a ver. Salto de Chira está concebida para ser el corazón verde de la transición energética de Gran Canaria; va a dar seguridad y estabilidad al suministro energético de la Isla en un contexto de alta penetración de renovable, es un proyecto en el que las dos construcciones más importantes (los dos embalses) ya están hechas; es una obra pensada para el interés público, no para el interés particular, no tiene ningún interés ni afán especulativo; es una obra que ejecuta el operador eléctrico del sistema, no una empresa generadora de energía con sus intereses particulares y detrás ha estado el Cabildo. Además, se ha intentado reducir todo el impacto medioambiental posible. Y por lo tanto, cualquier tipo de comparación me parece desafortunada y surrealista. Es intentar meter dentro del mismo sacos cosas que no tienen absolutamente nada que ver: un proyecto con clara vocación pública, con clara vocación de lucha contra el cambio climático y contribuir a la transición energética en Gran Canaria, con otros proyectos de carácter especulativo. La comparación me parece una auténtica desfachatez.

A mí me entristece ver que haya personas que nos tildan de delincuentes. No entiendo cómo tenemos que estar siempre eliminando al adversario, desprestigiándolo, insultándolo. Me sorprende mucho. Cuando estamos en política tenemos que respetar a los demás, que tienen sus argumentos y su forma de ver las cosas. Y tenemos que intentar argumentar. Desde luego yo creo que están equivocados. Pero no lo digo desde el insulto, sino desde una posición argumentada y razonada. Yo aún no he visto una alternativa clara al modelo energético del Cabildo, que tiene una hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática en 2040 y, antes de navidades probablemente, presentaremos nuestra agenda de transición energética. Cuando uno se posiciona en contra de un proyecto de este tipo, se deben ofrecer alternativas. Y si es únicamente, el autoconsumo, pues simplemente hay que consultar los estudios del ITC o la ULPGC para ver que queda claramente demostrado que el autoconsumo per se es insuficiente y se debe contar con otras fuentes de almacenamiento. No solo vamos a necesitar almacenamiento con Salto de Chira, también precisamos de otros sistemas que tendrán impacto territorial. Y tendremos que discutir con sentido común cómo se desarrollarán estos proyectos para tener el menor impacto posible.

Gran Canaria ya cuenta con el mayor complejo de generación de energías renovables del Archipiélago, desde la implantación de las instalaciones de 100 MW en fotovoltaica en la Aldea Blanca. Sin embargo, la cobertura de demanda con fuentes limpias aún está al 19,4%, ¿cree que la Isla cumplirá el objetivo marcado por el Gobierno canario en 2040 de aumentar este porcentaje hasta casi el 100%?

Para poder llegar a ese ambicioso objetivo creo que debería haber un poco más de ambición por parte del Gobierno de Canarias y de otras instituciones. Seguimos teniendo problemas burocráticos y hay que aligerar en la medida de lo posible la carga burocrática para permitir, de alguna manera, hacer una transición energética mucho más ágil de lo que ha sido hasta ahora. Desde mi punto de vista, si queremos estar descarbonizados en 2040 habrá que crear muchísimo empleo verde. Ese es el gran desafío en la lucha contra el cambio climático: generar nuevos nichos de actividad económica y de empleo de calidad. Si queremos llegar a ese nivel, creo que vamos a tener que hacer mucho más de lo que estamos haciendo hasta ahora. Tiene que haber mayor compromiso por parte de las instituciones. 

Por ejemplo, la contratación de trabajadores públicos para la transición energética no debería estar sometida a las mismas restricciones que el resto de la administración. Se debería ser más laxo para poder disponer de un mayor número de recursos humanos de cara a gestionar adecuadamente la transición en Gran Canaria. Y no lo estamos haciendo. Y lo estamos sufriendo. Es muy complicado. Hay que hacer piruetas de todo tipo para poder dar una respuesta adecuada a los desafíos de este siglo tan complicado que nos ha tocado vivir. Pero no me gustaría ser muy negativo, creo que se están dando pasos muy importantes. Por ejemplo, en Gran Canaria estamos teniendo una efervescencia. En todo lo que tiene que ver con consumo de fotovoltaica, Gran Canaria acumula prácticamente el 50% de todas las Islas. Se ha avanzado mucho en la penetración de renovables en los últimos años, se ha hecho un esfuerzo muy importante por aprobar proyectos y contribuir a la lucha contra el cambio climático frente al que todos tenemos responsabilidad de la que no podemos sustraernos.

Pero hay una realidad y si queremos transitar hacia esa neutralidad climática, vamos a tener que hacer mucho más de lo que estamos haciendo. El reto está sobre todo en aquellos que tienen competencias en materia climática, como es el Gobierno de España y el Ejecutivo regional. Los cabildos podemos apoyar o promover. Hay que apretar el acelerador. No solo desde el punto de vista legislativo, algo que reconozco al Gobierno de Canarias que ha hecho un esfuerzo muy importante con una ley y diversas estrategias, sino también en la práctica. Porque nos podemos enredar demasiado en cuestiones legales, que también son importantes, pero hace falta que eso llegue a la realidad. Y ahí todos tenemos que hacer un esfuerzo para que la transición se vea acelerada en el plano práctico.

Participará en una mesa sobre ‘Los cabildos ante la transición energética’ ¿Hay sinergias entre los cabildos? ¿También con el Gobierno canario y los municipios?

Sí, claro que hay sinergias. Por poner un ejemplo, con el consejero de Desarrollo Sostenible del Cabildo de Tenerife mantengo una magnifica relación. Hemos sido socios en el proyecto Mac-clima y hace poco hemos estado juntos en Madeira. Hace unos meses, estuvo su equipo en Gran Canaria para intercambiar experiencias y en breves iremos a Tenerife para conocer las buenas prácticas y los proyectos que están llevando a cabo. Los cabildos de Tenerife y Gran Canaria, aunque tenemos formas y métodos diferentes de afrontar los problemas, tenemos una estrecha relación. Con La Palma también mantenemos relaciones porque compartimos proyectos europeos o incluso en temas como el desarrollo de la geotermia.

Con el Gobierno de Canarias tenemos también una relación estrecha. Al ser promotores públicos de energías renovables, mantenemos reuniones regularmente con el equipo del consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, y es una comunicación bastante fluida.

Y con los ayuntamientos de la Isla trabajamos de manera muy coordinada, aunque cada municipio tiene su propia realidad, con sus dificultades y problemas. Pero por poner un ejemplo, el Pacto de las Alcaldías lo hemos podido desarrollar gracias a la cooperación y colaboración de todos los ayuntamientos de Gran Canaria. Otro ejemplo es la red de cargadores de vehículos eléctricos que gestionamos desde el Cabildo. Primero porque son los ayuntamientos los que nos tienen que ceder los terrenos y sin su ayuda hubiese sido imposible instaurarla. Y en estos momentos estamos gestionando cinco puntos de recarga del Ayuntamiento de Santa María de Guía, porque estamos integrando la gestión de estos puntos en la red insular. Y esperamos que sigan esta vía otros ayuntamientos. Las relaciones con los municipios gozan de muy buena salud.

¿Considera que el Cabildo ha apostado por debatir o hacer partícipe a la sociedad civil para contribuir a democratizar el modelo energético?

Democratizar el modelo energético es clave y vamos hacia un sistema más distribuido. Por ejemplo, en la medida en la que el Cabildo da subvenciones a particulares para que puedan instalar fotovoltaica en cubiertas de viviendas, contribuimos a ello. Esos ciudadanos que instalan autoconsumo en sus viviendas, pasan de ser consumidores a ser prosumidores, es decir, dejan de ser consumidores pasivos y pasan a convertirse en productores y consumidores, con un papel activo en el sistema energético.

Por poner otro ejemplo, hace unos días nos reunimos con presidentes de comunidades de vecinos y administradores de fincas para convertirlos en prosumidores con proyectos en el barrio de Siete Palmas. Que por cierto, en breve pondremos en marcha una oficina de transformación comunitaria para poder llevar a cabo ese autoconsumo colectivo y comunidades energéticas a las zonas urbanas, a los edificios, que es donde más complicaciones vemos. Y desde luego ese puede ser un buen ejemplo. En Siete Palmas hemos tenido durante bastantes meses a cuatro personas haciendo trabajo de campo, hablando con los presidentes de comunidades, vecinos, repartiendo información sobre comunidades energéticas, explicando las ventajas que tiene convertirse en un prosumidor. También lo hemos hecho en el polígono industrial de Arinaga, donde ya tenemos acceso a los consumos de 130 empresas que nos permite conocer la curva de demanda en tiempo real, lo que nos va a permitir desarrollar mucho mejor el proyecto de comunidad energética, con 2 millones de euros procedentes del Estado.

Nos hemos dado cuenta de que esto requiere de innovación social, de confianza entre instituciones, empresas y sociedad civil. También tendremos que buscar formas de acercarnos a la ciudadanía para llevar la transición a las zonas urbanas. El internet de la energía le dará un protagonismo mucho mayor a la ciudadanía, que requerirá mucha más digitalización, para gestionar las transacciones comerciales, por ejemplo. El actual sistema centralizado, con centrales térmicas y una gran red de distribución que llega a unos ciudadanos, que se limitan a recibir la energía y pagar las facturas al final de mes, está obsoleto y será sustituido por un modelo con multitud de prosumidores interconectados entre sí a través del internet de la energía. Seguiremos encontrándonos con grandes compañías eléctricas, pero será un sistema mucho más abierto y democrático que el que tenemos ahora mismo.

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