Toda ciudad tiene dos vertientes; es decir, la que se ve a simple vista, y la que se conoce cuando se vive en ella. Este blog quiere contar lo que sucede en esta ciudad nórdica, tratando de no recorrer los lugares comunes tan del gusto de las guías turísticas. Y todo ello, en lengua castellana.
Si de verdad todos lo sabían, ¿quién les dio derecho a comportarse como lo hicieron? Según su lógica, el derecho a la intimidad de las personas choca con la cruda realidad de quienes piensan que su estatus social y económico les da derecho a inmiscuirse en la vida de los demás. Súmenle a esto el que hay personas -demasiadas, según mi punto de vista- que no solo se niegan a aceptar el paso del tiempo, sino que se creen en posesión de una única verdad. Verdad, ésta, que condiciona torticeramente las vidas de quienes les rodean.
0
Tan hipócrita forma de entender las relaciones humanas termina por pudrir cualquier intento de evolución, por mucho que las personas que lo intenten traten de ser honestas y sinceras consigo mismas, no unos fantoches acartonados que siguen viviendo del recuerdo de glorias pasadas.
Ante un escenario como éste se entiende que quienes vienen del exterior, y osan traspasar las fronteras de la tradición, queden expuestos ante los desmanes de aquellos que no dudan en volcar toda su arbitrariedad, con tal de salirse con la suya.
En realidad, este comportamiento está motivado por un conocimiento previo que sirve de excusa argumental tanto para secuestrar a una adolescente llegada desde Argentina como para castigar el comportamiento lascivo de dos jóvenes, cuyo mayor pecado fue enamorarse en medio de un maloliente decorado.
Esta tragedia, con tintes de sainete decimonónico, demostrará que quienes se fueron ya nunca volverán a encontrar su lugar y que los que se quedaron siguen emponzoñados con el mismo veneno que ha ido minando las relaciones de los seres humanos desde que éstos decidieron vivir en comunidad.
Al final, ni unos ni otros sabrán muy bien qué hacer, salvo quien, en teoría, osó desafiar el estatus, crecer y demostrarle a quienes le ayudaron que su esfuerzo no fue en vano. Lo que no le dijeron es que no le estaba permitido escapar de la sombra de los mismos que, en un primer momento, le echaron una mano.
Ni tan siquiera la madre de la niña secuestrada logra entender quién está de su lado y quién, no, dado que en este ambiente no importan las personas, sino un estatus familiar que demuestra ser del todo incapaz de hacer frente a un problema como éste. Es más, da la sensación de que Laura (Penélope Cruz) termina por exigirle a Paco (Javier Bardem) que cumpla con sus obligaciones paternales, cuando este último se acaba de enterar que es el padre biológico de Irene, la niña secuestrada…
Habrá quien diga que este comportamiento está motivado por la situación en la que se encuentra, pero éste no solo es hipócrita, sino que demuestra la ceguera que las personas tienen para con sus familiares más cercanos, muchos de los cuales se aprovechan de tal circunstancia para delinquir sin que les tiemble el pulso.
¿Quiere decir esto que Paco sea la única persona íntegra de toda esta tragedia? Íntegra, lúcida, honesta y comprometida, cosa que no son, ni de lejos, el resto de los personajes o, por lo menos, no lo son hasta después de bajado el telón.
Lo mejor hubiera sido, si de verdad todos lo sabían, es que hubieran cerrado bien la boca, pero el ser humano sigue sin aprender.
Toda ciudad tiene dos vertientes; es decir, la que se ve a simple vista, y la que se conoce cuando se vive en ella. Este blog quiere contar lo que sucede en esta ciudad nórdica, tratando de no recorrer los lugares comunes tan del gusto de las guías turísticas. Y todo ello, en lengua castellana.
0