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The Guardian en español

Quién era Ebrahim Raisí y quién ocupa la Presidencia de Irán tras su muerte accidental

El difunto presidente iraní, Ebrahim Raisí, en una base militar de Teherán en abril de 2024.

Peter Beaumont

20 de mayo de 2024 11:47 h

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Ebrahim Raisí, el mandatario iraní que murió este domingo en un accidente de helicóptero, pertenecía a la línea dura y había desempeñado un papel decisivo en los últimos años para que Irán regresara a las creencias más intransigentes de los fundadores de la República Islámica en 1979. Era partidario de valores profundamente conservadores a nivel interno y, en política exterior, había ido adoptando una postura cada vez más agresiva: fue bajo su mandato que Teherán lanzó el primer ataque directo contra Israel, a mediados de abril, amenazando con un conflicto abierto entre los dos.

Fue elegido presidente en junio de 2021, habiéndose presentado como la mejor persona para luchar contra la corrupción y los problemas económicos de Irán. Anteriormente había ocupado otros cargos importantes, incluido, supuestamente, un cargo clave en el llamado 'Comité de la Muerte', responsable de la ejecución de miles de prisioneros en los años 80 –algo que el propio Raisí había negado–.

Rápido ascenso del joven Raisí

Nació en 1960 en una familia de cléricos en Mashad, Raisí fue hijo de la revolución que derrocó al sah de Persia después de haber viajado a la ciudad sagrada de Qom para asistir a un seminario chií a la edad de 15 años, siguiendo los pasos de su padre. Cuando todavía era un joven estudiante, se unió a las protestas masivas de 1979 contra el sah –el monarca respaldado por Occidente–, que conducirían a la Revolución Islámica encabezada por el ayatolá Ruhollah Jomeini, que regresó del exilio en Francia para convertirse en el primer líder supremo del país.

En los turbulentos primeros años de la Revolución Islámica, el joven Raisí continuó con sus estudios en la Universidad Shahid Motahari de Teherán, donde se doctoró en Jurisprudencia y Derecho islámicos. Con tan sólo 25 años, se incorporó a la Judicatura y, como muchos otros jóvenes de su generación, se vería catapultado a un cargo importante, en su caso el de fiscal adjunto de Teherán.

Según grupos de derechos humanos, mientras aún ocupaba ese cargo, se convirtió en uno de los cuatro jueces del infame Comité de la Muerte, un tribunal secreto creado en 1988 para volver a juzgar a miles de prisioneros, muchos de ellos miembros del grupo Mujahedeen-e-Khalq (los muyahidines del pueblo, que tras aliarse con los revolucionarios contra el Shah fue perseguido por las nuevas autoridades). Se cree que ese puesto le sirvió a Raisí de trampolín hacia otros más ambiciosos: fue fiscal jefe de Teherán y luego jefe de la Organización de Inspección Estatal. En 2006, fue elegido miembro de la Asamblea de Expertos, encargada de nombrar y supervisar al líder supremo, y cuyos miembros reciben el visto bueno del poderoso Consejo de Guardianes.

Después de que las controvertidas elecciones presidenciales de 2009 desencadenaran meses de protestas públicas, Raisí respaldó la brutal represión de los manifestantes y su encarcelamiento masivo. Se convirtió en fiscal general del país en 2014 y fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en 2019 por su papel en la represión interna.

Apuesta por la mano dura

El primer intento de Raisí de desplazar al presidente Hassán Rouhaní, en 2017, fracasó –su rival obtuvo el 57% de los votos–. Sin embargo, su perfil recibió un nuevo impulso cuando el ayatolá Ali Jameneí lo nombró subdirector de la Asamblea de Expertos en 2019. Raisí acabó ganando las elecciones presidenciales de 2021, aunque esa votación tuvo la participación más baja en la historia de la República Islámica.

Su victoria electoral ese año representó también una victoria de los ultraconservadores contra el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales, gracias al cual fueron relajadas las sanciones internacionales que pesaban sobre Irán. Bajo el mandato de Raisí, Irán comenzó a enriquecer uranio a niveles casi aptos para armas y obstruyó las inspecciones internacionales de sus instalaciones nucleares.

A finales de 2022, estalló una ola de protestas en todo el país tras la muerte bajo custodia de la joven Mahsa Amini, quien había sido arrestada por supuestamente violar el estricto código de vestimenta islámico que deben seguir las mujeres en Irán. Raisí también respondió con mano dura a las movilizaciones protagonizadas por jóvenes y por mujeres.

En marzo de 2023, Irán y Arabia Saudita, enemigos regionales desde la revolución islámica de 1979, anunciaron por sorpresa el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Sin embargo, la distensión con Arabia Saudita fue un caso excepcional en el marco de la política exterior iraní del presidente Raisí. Irán suministró armas a Rusia en su guerra contra Ucrania, lanzó un ataque masivo con drones y misiles contra Israel y continuó armando a grupos aliados chiíes en Oriente Medio, como los rebeldes hutíes de Yemen y el grupo Hizbulá en Líbano. Esos grupos y otros no estatales, así como el Gobierno de Siria, integraron el llamado 'eje de la resistencia' encabezado por Teherán.

¿Quién ocupa el lugar de Raisí?

Su vicepresidente, Mohammad Mojber, de 68 años, ha asumido las funciones de forma interina hasta que se celebren elecciones presidenciales en un plazo de 50 días desde la muerte del jefe de Estado. Como presidente interino, es uno de los tres miembros de un órgano integrado también por los presidentes del Parlamento y del Poder Judicial, que se encargará de convocar y organizar los comicios.

Al igual que Raisí, Mojber es un hombre cercano al líder supremo de Irán, Ali Jameneí, quien tiene la última palabra en todas las cuestiones de Estado. Nacido en 1955, ocupa el cargo de vicepresidente desde que Raisí asumió la presidencia en 2021. Anteriormente, había sido el jefe del Setad, un fondo de inversiones vinculado con el líder supremo, según la agencia de noticias Reuters. En 2013, Washington añadió el Setad y otras 37 empresas iraníes a las entidades sancionadas, mientras que el propio Mojber estuvo en la lista de sanciones de la Unión Europea dos años entre 2010 y 2012.

Texto traducido y actualizado por Francesca Cicardi

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