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Chávez somete a prueba su revolución bolivariana

El mandatario venezolano, Hugo Chávez, someterá este domingo a prueba su revolución bolivariana en unas elecciones cruciales en las que buscará mantener su poder en la Asamblea Nacional, para garantizar el futuro de su proyecto político y encaminarse así a los comicios del año 2012, en los que el líder socialista intentará conservar la Presidencia por seis años más.

Mas de 17,7 millones de venezolanos están convocados a las urnas para elegir a los 167 miembros de la Asamblea Nacional y a sus 12 representantes en el Parlamento Latinoamericano. Las proyecciones en cuanto a la abstención son mínimas, por tratarse de una de las elecciones más trascendentales de la historia democrática de ese país.

Con ésta son 13 las elecciones que se celebran desde que llegó al poder en 1999, de los que Chávez sólo ha perdido una, en 2007, pero que finalmente no tuvo el efecto que la oposición deseaba porque las reformas más trascendentales que intentó aprobar en esos comicios las logró llevar adelante por otras vías, como por ejemplo, la reelección indefinida de todos los cargos.

A diferencia de las contiendas anteriores, estas han estado precedidas de una intensa campaña que reavivó aún más la pugna entre chavistas y opositores. La necesidad de los primeros de conservar la aplastante mayoría y la urgencia de los segundos por recuperar los escaños perdidos, ha provocado una radicalización casi inédita de los dos polos que dominan la vida política venezolana.

Para garantizar el futuro de su revolución, Chávez necesita repetir su suerte del año 2005 cuando el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) logró la mayoría absoluta, después de que la oposición se retirara de la contienda denunciando una supuesta posición a favor del Gobierno por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Pero este año el panorama es muy distinto. La oposición por primera vez ha acordado una cohesión en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) para hacer un frente común a Chávez y poder recuperar los escaños en el Poder Legislativo, sin que se hagan tan evidentes sus diferencias internas.

Algunos de los sondeos muestran un posible empate técnico entre el chavismo y la coalición opositora, pero todo parece indicar que el PSUV continuará siendo mayoría y la MUD podría acaparar un tercio del Parlamento unicameral, lo que se traduciría en el fin de la libertad de la que ha gozado Chávez en estos cinco años para aprobar cuanta ley ha deseado.

“Sólo un aviso de lo que les vamos a hacer el domingo a los escuálidos (opositores): los vamos a demoler. Este año 2010 tenemos que ganar esta pelea bien ganada, por 'nocaut'. Porque viene el 2011 y ya huele a 2012”, exclamó el mandatario bolivariano este jueves en el multitudinario cierre de su campaña.

La estrategia del mandatario venezolano ha consistido en hacer ver a la población que el regreso de los “escuálidos” podría ser el fracaso de programas dirigidos a los pobres -que suman más del 60% de la población- a la vez que un retroceso en el supuesto desarrollo económico y social de esa nación sudamericana.

Las leyes de Chávez

El hecho de que la oposición no se haya presentando en 2005 ha supuesto un precio político que han pagado varios sectores de la sociedad, porque el PSUV ha dado luz verde a todas las expropiaciones que ha planteado Chávez que, según datos de organizaciones industriales, tan solo en 2010 suman 174.

En estos cinco años de legislatura, la Asamblea Nacional dominada por el PSUV ha aprobado más de 150 leyes entre las que se incluyen -- además de las nacionalizaciones-- la restricción de la autonomía del Banco Central y las reformas a la regulación del sistema financiera, la educación, la propiedad de las tierras y el desarrollo agrícola.

Chávez aprovechó su mayoría en el Parlamento para reformular el sistema de los poderes regionales, restando presupuesto y competencias a las gobernaciones y alcaldías, dejando estas responsabilidades en manos de organizaciones comunitarias a cargo de la Presidencia.

Esta reforma se interpretó con una represalia a los opositores, que obtuvieron el poder en las principales gobernaciones y alcaldías del país en los comicios de noviembre de 2008, cuando el oficialismo fue desplazado de enclaves tan importantes como Caracas.

En el año 2007, el Congreso aprobó sin ninguna dificultad una “ley habilitante” que le daba poderes casi absolutos a Chávez para legislar por decreto durante un año y medio en sectores estratégicos de la economía y el Poder Judicial.

Pero lo que sin duda ha sido el blanco de las grandes críticas internacionales son las expropiaciones. Según datos de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), en lo que va de año el Gobierno se ha apoderado de 174 empresas, de las cuales 129 están vinculadas con el sector de los hidrocarburos.

Tan solo en los ocho primeros meses de 2010 el número de casos contra la propiedad privada comercial en Venezuela aumentó un 923,5%, con respecto al año 2007 cuando Chávez se apropió vía decreto de un total de 17 compañías.

Las nacionalizaciones han costado al Estado unos 30.000 millones de dólares (23.000 millones de euros), lo que supone el 11% del Producto Interior Bruto (PIB) venezolano, según datos divulgados por el economista Asdrúbal Oliveros, de la organización privada Ecoanalítica.

Estrategia de la oposición

La oposición en estas elecciones intentará capitalizar el descontento y las frustraciones de un gran grupo de venezolanos que ven a Chávez como el paladín del comunismo en Sudamérica. Sus detractores sienten temor ante la posibilidad de que Venezuela siga los mismo pasos de Cuba.

La MUD, que reúne a una treintena de partidos, ha prometido respetar la propiedad privada, echar abajo las reformas más polémicas de Chávez, controlar el gasto público, garantizar la libertad de expresión y legislar para acabar con la inseguridad, flagelo que los venezolanos consideran el principal problema.

A pesar del apoyo que reciben los “escuálidos” de gran parte de los medios de comunicación privados y de las principales empresas, esta vez les ha tocado encarar la falta de recursos, pero esto no será un obstáculo para lograr este domingo la movilización masiva de sus simpatizantes.

Los adversarios planean aprovechar el gran despliegue anunciado por el PSUV -financiado por el Estado- para llegar “camuflados” a los centros de votación. “Contamos, desde luego, con la ayuda del vasto operativo multimillonario que el Gobierno tiene preparado para la movilización”, aseguró este jueves el secretario de MUD, Ramón Guillermo Aveledo.

“Como el voto es secreto, el Gobierno nos hará el favor de movilizar también a muchos votantes nuestros y extiendo por este medio nuestro agradecimiento por esa colaboración involuntaria. Pero eficaz”, ironizó en Aveledo en rueda de prensa.

La oposición espera repetir la victoria de los comicios de 2007, cuando impidieron, por una pequeña diferencia, que Chávez aprobara un paquete de reformas que, finalmente, las llevó a cabo por otras vías.

“Nosotros contamos en altísima medida con la presencia del voto espontáneo, de la gente que quiere expresar su voto y que va a estar presente en los centros electorales”, indicó.

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