La Junta Militar birmana sigue con los arrestos con gestos hacia la oposición
Las fuerzas de seguridad continúan con las detenciones y registros, mientras la Junta Militar de Birmania (Myanmar) hace gestos conciliadores a la oposición y aguarda a que se concrete la presión que Naciones Unidas está dispuesta a ejercer para que inicie el proceso de reconciliación. El operativo puesto en marcha por la policía y los soldados con la finalidad de detener a los birmanos que participaron o apoyaron las multitudinarias manifestaciones pacíficas en favor de la democracia prosigue en Rangún y otras grandes ciudades del país, según señalaron diversos grupos antigubernamentales.
“Las redadas de personas sospechosas de haber tomado parte en las protestas y los registros en casas por parte de las fuerzas de seguridad son ahora más severas”, denunció la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos en un comunicado divulgado en Tailandia, donde tiene su sede. Según el colectivo, al menos ocho personas, entre ellas tres dirigentes de la Federación Birmana de Sindicatos de Estudiantes (ABFSU, por su sigla en inglés), fueron detenidas en redadas llevadas a cabo durante los últimos dos días en Rangún, que sigue siendo patrullada por la policía a fin de impedir cualquier conato de protesta.
El grupo, establecido por birmanos exiliados que fueron presos políticos, también denunció torturas a los detenidos y citó el caso de una persona identificada como Win Shwe, de 42 años, que murió cuando era interrogado por los agentes que le detuvieron el pasado 26 de septiembre, junto a otras cinco personas, en la localidad de Sagaing, en la región central del país.
Interrogatorios violentos
Tampoco cesaron, según indicaron testigos citados por radio Mizzina, los registros nocturnos en monasterios budistas situados en el extrarradio de Rangún, así como las detenciones de monjes, principales protagonistas de la movilización popular que fue acallada a tiros y golpes por las fuerzas de seguridad.
“Día y noche, sacaban un monje tras otro de las celdas para ser interrogados. Algunos regresaban con golpes en la cabeza y magulladuras en el cuerpo, otros con la espalda encorvada o cojeando”, relató un monje budista, de la etnia shan, que no quiso revelar su identidad por temor a que su familia sea represaliada en Birmania. En declaraciones al Shan Herald Agency, grupo editorial que divulga información sobre de la tribu shan, que vive en el noreste de Birmania, este moje que ha buscado refugio en Tailandia explicó que los guardas les repetían continuamente que ya no eran monjes y que les obligaban a vestir ropa de civil, durante su reclusión en la prisión militar de Mingladon, en las afueras de Rangún.
Las autoridades militares sostienen que han puesto en libertad a unas 1.600 personas de las cerca de 2.700 detenidas, entre ellas 573 monjes, que fueron arrestadas durante las protestas del pasado 26 y 27 de septiembre, y los días posteriores. Según la versión oficial, diez personas murieron en la represión de los manifestantes, entre ellas un reportero gráfico japonés, pero fuentes de los grupos antigubernamentales estiman que la cifra de víctimas mortales se eleva a más de dos centenares.
Sin oferta para el diálogo
Entretanto, la Liga Nacional por la Democracia (LND), que lidera la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, señaló este miércoles que hasta el momento no ha recibido de la Junta Militar que preside el general Than Shwe ninguna comunicación que indique que está dispuesta a iniciar un diálogo. “En la LND no tenemos constancia de que el régimen militar se quiera poner en contacto con Aung San Suu Kyi o con el partido”, dijo Win Hlaing, parlamentario de la LND exiliado en Tailandia.
La Junta Militar anunció la semana pasada por televisión que Than Shwe había expuesto al enviado especial de Naciones Unidas, Ibrahim Gambari, su disposición a reunirse con Suu Kyi si abandonaba su postura de “confrontación”, condición que fue rechazada por la LND el martes mediante un comunicado. En medio de está situación, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido intentan poner sobre la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU una declaración que inste al régimen birmano a poner fin al empleo de las “medidas represivas”.
Cinco generales y 400 soladados
La Junta Militar birmana detuvo a cinco generales y a más de 400 soldados por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de las últimas semanas en Rangún, informó este miércoles el diario The Jakarta Post tras entrevistar a un alto cargo birmano que pidió el anonimato.
“Cinco generales expresaron su negativa a destacar sus tropas abiertamente contra los monjes y fueron rápidamente detenidos por la Junta”, dijo el oficial birmano que rechazó dar los nombres de los militares arrestados. Añadió que además fueron castigados “alrededor de 400 soldados de la División Sikai, cerca de la ciudad de Mandalay, que también bajaron sus armas frente a los monjes y les pidieron perdón al darse cuenta de que habían cometido el peor de los pecados”.
La fuente opinó que se trata de una clara señal de la existencia de fisuras en el interior del régimen, puesto que, a su juicio, la mayoría de los funcionarios y cargos públicos no están contentos con la brutal represión llevada a cabo por la Junta Militar, aunque callan por temor. “Los monjes son un símbolo de nuestra religión y nuestra vida. La gente está muy enfadada de que los militares se hayan atrevido a dispararles. Matar monjes es considerado el mayor de los pecados”, indicó.
El entrevistado también explicó que muchos funcionarios públicos están mostrando discretamente su disconformidad con la violenta respuesta de la Junta Militar no acudiendo a sus lugares de trabajo.