Controlada la plaga que puso en riesgo al Drago centenario de Pino Santo, el más grande de Gran Canaria
El Cabildo culminó este jueves el minucioso tratamiento con el que ha logrado controlar la plaga de lapilla que puso en riesgo la supervivencia del Drago de Pino Santo, que también ha sido abonado para fortalecer la salud a sus 240 años, una edad que lo convierte en el quinto más antiguo de Gran Canaria y el de mayor tamaño con sus casi 17 metros de alto y 15 de copa, por lo que es un monumento natural en sí mismo.
El catálogo de árboles singulares del Cabildo tendrá 10 dragos, pero este es el único que brotó espontáneamente, a lo que se añade la majestuosidad de su ubicación al borde de un talud a quince metros de altura sobre el Barranco Alonso, características que junto a su antigüedad y porte lo convierten en “el rey de los dragos de Gran Canaria”, afirmó la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez, junto al alcalde de Santa Brígida, Miguel Jorge, que subrayó que se trata de un “símbolo” del municipio.
El tratamiento comenzó en junio de 2020, una vez quedó confirmada la presencia de la lapilla del drago, un insecto endémico cuyas larvas succionan la savia del árbol y ya había provocado que una cuarta parte de su copa presentara hojas amarillentas, debilitadas y de menor tamaño, a lo que se sumaban algunas ramas resecas y deshojadas.
Además, la disminución de hojas en buen estado conllevó una merma en la capacidad fotosintética y el peligro de que el drago se debilitara todavía más y quedara a merced de otros insectos oportunistas, como el taladro de la platanera, lo que habría comprometido aún más su futuro.
La intervención tuvo dos vertientes, la primera los tratamientos fitosanitarios y la segunda el abono en hojas y suelo para revitalizar al drago, ambos procesos desarrollados en cuatro tandas con el apoyo de una grúa con brazo articulado que ha permitido pulverizar la copa sin tocarla mientras el vehículo permanecía apoyado sobre un manto de arena del lugar para amortiguar su peso y evitar así daños a las raíces superficiales del drago.
Fue pulverizado con las dosis más bajas de insecticidas que además son respetuosas con las aves y la fauna invertebrada, como abejas y otros insectos polinizadores.
Además, el drago fue rociado con abonos líquidos cuyos nutrientes pueden absorber las hojas, a lo que se ha añadido el aporte de estiércol de vaca enriquecido con sales minerales del vivero de Tafira en 400 metros cuadrados del bancal donde extiende sus raíces bajo un suelo que comparte con naranjos.
Esta zona dedicada al cultivo de cítricos también ha recibido un aporte extra de agua para compensar la sequía acumulada de los últimos años y acelerar la disolución de los nutrientes junto a las lluvias del invierno.
La iniciativa ha roto el ciclo biológico de la lapilla y ha mejorado el estado vegetativo general del drago, aunque el Cabildo realizará un seguimiento de su evolución por si fueran precisas nuevas acciones.
Los trabajos fueron encargados por la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo a una empresa especializada que aplicó acciones consensuadas en una mesa técnica y ha supuesto además un ejemplo de colaboración entre las entidades públicas y la sociedad, pues la actuación ha contado en todo momento con la cooperación con la propiedad de los terrenos.
De hecho, todos los dragos y la mayor parte de los cerca de 90 ejemplares y poblaciones que el Cabildo prevé incluir en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Gran Canaria se encuentran en propiedades privadas, por lo que la colaboración resulta indispensable para proteger este patrimonio natural que también forma parte de la memoria insular y de su paisaje emocional.
El Catálogo incorporará una ficha de cada ejemplar y grupo con su estado de salud y las medidas oportunas para su conservación.
Mientras tanto, el Cabildo aborda el cuidado de este legado vivo y ha encomendado actuaciones para los acebuches de San Lorenzo y del Llano de la Parra, el Flamboyán de Veneguera y los laureles de indias de El Pajar, además del tabaibal de La Verga, la Sabina de Tirma, el Pino de Casandra, el Árbol Bonito de la carretera del centro, el Drago de Luis Verde en Valsequillo, el Castaño Gordo de Las Lagunetas, el Roble y el Pino de Osorio, y los Pinos de Gáldar.
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