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Soria trae el impuesto al sol

Paneles solares

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Sí, ya sé que la única encuesta válida es la de las urnas. Es lo que dicen sobre todo quienes salen peor parados en los sondeos; lo que no quita que las encuestas, no pocos sociólogos y politólogos y el común de la gente coincidan en que el PP canario se dará en diciembre el gran batacazo. Yo, lo confieso, procuro asegurar que así sea para lo que digo a quienes me escuchan que sí, que el PP ganará, más que nada para meterles el miedo en el cuerpo, no den por hecha la derrota de la derechona soriana y se vayan de campo y playa en lugar de acudir a votar. Caro hemos pagado creer que la llamada de Rajoy era suficiente alejamiento para librarnos del muy ministro, pero ni con esas pues, ya de ministro, se esmeró el hombre en hacernos la puñeta llevado de sus peores instintos, si es que tiene alguno bueno. Lo que ha dejado al PP reducido prácticamente a los despistados; a los que todavía piensan que votar PP es cerrarle el paso al comunismo ateo internacional, que haberlos, háylos; a los incondicionales, que también los hay; a los que viven de la política y/o del cuento, de los que hay también en otros partidos, si bien en el PP se les exige una obediencia ciega al Jefe, incluso cuando se equivoca, supuesto ni siquiera previsto. Quien pretenda hacer carrera a su sombra, debe, al entrar en el partido, colgar los pinjantes, vulgo cataplines, en la alcayata de detrás de la puerta. A quienes no estén familiarizados con esta forma fina de llamar a los testículos, les diré que peor era la de cierto sargento del CIR 15 que, al recibir a los reclutas y a modo de saludo, recomendaba a los recién llegados que dejaran los cojones en el arco a la entrada del campamento de Hoya Fría, que para cojones los suyos. Con el debido respeto a la cadena de mando porque, ya saben, mientras más arriba, más güevos se suponen.

A lo que iba: lo tienen feo el muy ministro y sus fieles. Sobre todo quienes no figuran en el epígrafe de “muebles a salvar” en el que, dicho sea en plan de molestar, no figurará Soria si no le consigue a Rajoy unos resultados aparentes en las islas. Si nos circunscribimos a las islas, en especial a Gran Canaria, encontramos frente a los fieles sorianos los que se apartaron a tiempo y los echados a las tinieblas exteriores por la cólera jupiterina del Jefe. Según las bífidas lenguas, entre ellos los hay dispuestos a armar una alternativa en los próximos cuatro años, a partir del partigazo que le auguran en las generales de diciembre. Tratarían de poner al PP en piedras de ocho para remontar. Algo de esto he oído, pero, si les digo la verdad, no he notado actividad alguna en ese sentido, no sé si porque no la hay, porque ya es tarde para intentarlo o porque, la verdad, tampoco es asunto que me interese gran cosa: al fin y al cabo, la jubilación te libera de cuidados profesionalmente inexcusables. Además, tampoco es la primera vez que se habla de lo mismo, de la necesidad de quitarse de encima a Soria devenido en carga insoportable. Pero ahí sigue, lo bastante entero para que lo crea Fernando Clavijo. Como lo creyó en su día Paulino y ya vieron cómo acabó el idilio.

Genio y figura

Mientras aguardamos a ver en qué queda todo, hay tiempo para llevarse las manos a la cabeza ante lo poco que ha aprendido Soria en su ministerio. Le cuesta, si es que lo ha intentado, quitarse el correaje de jefe de centuria. Como buen derechoso de modos fascistoides, estima que no necesita estar en posesión de la verdad y toda la verdad porque le basta con imponer la verdad que le convenga en cada situación. Lo que hace que aquello que el común de los mortales percibe como mentiras no son sino el uso legítimo de la prerrogativa de acomodar la verdad a lo que interese que lleva aparejado el ejercicio de la jefatura.

A partir de ahí aprendió Soria el arte de proyectar imagen de éxito avasallador, de tipo invencible con la que epató de tal manera al público presente en la sala que no le tomó en cuenta sus primeras barbaridades. Apabullados por la realidad de tener a la UD en Segunda, debía parecerle al dicho público un mal menor que Soria jugara con sus intereses de ciudadanos por los que, ya ven, parece preocuparse más ese público ahora, con el equipo en Primera; para que luego pongan al fútbol de opio del pueblo junto a la Religión que, paralelamente, por obra y gracia del ministro Wert, ha vuelto a los planes de estudio con más honores incluso que cuando Él habitaba entre nosotros y era una de las “tres Marías”, con la Política y la Gimnasia.

Tras esta pequeña digresión evocadora de las miserias del franquismo, vuelvo a lo que importa, o sea, a resaltar que esos mismos recursos, que los eternos descontentos consideran patrañas, camelos o falacias los ha trasladada a su desempeño ministerial. Lo que ha permitido a los peninsulares invertir menos tiempo que los canarios en descubrir con quien se gastan los cuartos. En este sentido no creo que, en principio, pensara Soria presentarse a unas elecciones generales por Canarias. Debió ser, es una conjetura, Rajoy quien se lo impuso porque hizo balance de sus efectivos y lo consideró su mejor baza en las islas; o porque podía ser buena ocasión para quitárselo de encima. Aunque la noticia de que el PP carece de primeras espadas de peso en 10 de las 17 autonomías invita a reconsiderar el caso. Aunque, de momento, lo que importa es que una vez decidido que encabezará la lista grancanaria al Congreso, lo que aún no es oficial, comenzó a frecuentar emisoras de radio, pantallas televisivas, a aparecer en los noticiarios como participante, con segundos en cámara en reuniones políticas y ágapes, saludando a personajes destacados en lo que sus viajes encontraban mayor eco informativo que los de sus compañeros de Gabinete. Allí donde hubiera que rascar, aparecía Soria, ya fuera de pajullo, conversando con Felipe VI, prestándole atención a los primeros ministros europeos, etcétera.

Este arte de la omnipresencia debió aprenderlo de cierto senador de su propio partido, personaje por otro lado entrañable, que no aparece en la iconografía de la Última Cena ni en el entierro de Jesucristo porque se enteró tarde. Pero si el dicho senador no engaña a nadie y es hombre bien intencionado con la gente, Soria trata de aprovechar la escasa cultura política canaria y como uno de sus principales activos.

Se trata, en fin, de ilustrar esas actitudes y las aptitudes que reflejan con dos asuntos muy significativos. Me refiero al decreto regulador del autoconsumo de energía que introduce el impuesto al sol y al fraude de Volkswagen que trucó nada menos que a 11 millones de vehículos. Si el primero refleja la identificación de Soria con la política pepera de estar siempre con los intereses de los poderosos y despreciar los ciudadanos, el segundo es una muestra de su incompetencia metepatas con la que ha logrado irritar hasta la V y la W de la marca que logró con el escarabajo su modelo más conocido. Gracias a Hitler, que señaló Wolfsburgo para sede de la primera fábrica, y a la tenacidad inglesa, que recuperó la fábrica al término de la guerra, ha podido Volkswagen llegar a hoy y jugarle el ojo a unos cuantos.

El autoconsumo eléctrico

Hace poco, con motivo del decreto regulador del autoconsumo eléctrico, José Manuel Soria se descolgó con la noticia de que los autoconsumidores canarios quedaban exentos de contribuir a los gastos generales del sistema eléctrico; como los de Baleares, Ceuta y Melilla, que también, es fama, son hijos de Dios. Contribución a la que sí están obligados los peninsulares enganchados a la red, que son quienes más consumen en las horas del día en que no hay sol y han de recurrir a la red como sustituto.

Esa contribución, que no se aplicará en Canarias parte de la consideración ministerial que la autogeneración permitirá a los autoconsumidores dejar de pagarle a las compañías que utilizan la red, las que, al ver disminuidos sus ingresos, tendrían que subir las tarifas a los consumidores tradicionales. Se trata, pues, de gravar la energía producida por un particular que la consume dentro de su casa; y se trata de una buena muestra de que el Gobierno del PP solo busca garantizar beneficios a las eléctricas que tienen, sin duda, un problema con la autogeneración. Por dar una idea: la caída del precio de los paneles solares, en torno al 80%, unida a la flexibilidad de la tecnología y la rapidez de su instalación son graves amenazas para las grandes compañías eléctricas. Los expertos estiman que cada cien megavatios de autoconsumo reduce en 2,2 millones de euros los ingresos del sistema eléctrico.

Nadie va a negar el problema que se le plantea a las compañías eléctricas ni la obligación del Gobierno por atenuar su impacto. Pero no es menos cierto que los avances tecnológicos conllevan este tipo de riesgos y lo que no se puede aceptar es que la reacción de las empresas eléctricas, más oligopolio que nunca, sea hacer que el Gobierno castigue por osados a los autoconsumidores y frene la implantación de las energías renovables mediante obstáculos políticos y burocráticos que no se le ponen en otros países que han orientado su política para evitar más adelante los choquetazos violentos a los que la política del PP aboca a España. Lo que se critica no es que las eléctricas defiendan sus intereses sino que lo hagan a la española, tratando de prolongar el mayor tiempo posible el sistema actual utilizando los poderes públicos como marionetas sin la menor consideración para los autoconsumidores, que son el enemigo al ya desusado “hispánico modo” que le ha provocado al país más guerras internas que con otros países.

Antes de seguir adelante, anoto que la exención a Canarias es transitoria y puede anularse en cualquier momento. Poco o nada se ha dicho para que la gente sepa que lo mismo la dejan en palanca después de haber hecho su inversión en autogeneración. Por eso, hace bien el Gobierno canario tratando de consolidarla mediante su inclusión en la reforma de los aspectos económicos del REF. Cosa que, como ya hemos comprobado, nada garantiza pues el Gobierno central incumple el REF diría que por vicio. Pero queda bonito en esta democracia de papeles.

Queda claro que el Gobierno no mira al futuro y se esmera en ponerle a las energías alternativas toda clase de obstáculos, según queda dicho. Los gobiernos españoles atienden poco al bienestar de la gente y son muy sensibles a los oligopolios, en este caso el eléctrico que tiene el mango, la sartén y los euros. Esto hace a los políticos entonar el “ande yo caliente y ríase (¿o será jódase?) la gente” y “quien venga detrás que arree”, con lo que hace que sean otros quienes aporten soluciones en un futuro en el que igual ya no la tiene. Mientras en otros países, como ya dije, procuran abordar el problema con políticas que eviten enfrentamientos extremos de intereses, aquí tenemos los esfuerzos de Soria en la polémica del petróleo, para imponer los intereses de Repsol (y los suyos) que seguramente computaron como méritos ante las eléctricas para acceder al ministerio. El apoyo que recibiera Soria de distinguidos dirigentes empresariales completan la imagen del penoso nivel de la dirigencia política y socioeconómica canaria.

El decreto contiene varias disposiciones que confirman la alineación del ministerio con el oligopolio eléctrico; por no decir la sumisión a sus órdenes y deseos. En uno de los borradores iniciales se prohibía a los autoconsumidores enganchados a la red tener baterías para acumular la energía sobrante. El texto aprobado diferencia entre pequeños y grandes autoconsumidores: los primeros son los que tienen una potencia instalada de menos de 100 kilovatios y los segundos los que exceden esa cantidad. Los pequeños podrán verter en la red su sobrante de energía, pero sin recibir un solo euro a cambio; a los mayores sí se les paga el sobrante.

Si alguien todavía niega la intencionalidad del Ministerio, que explique por qué prohibe la asociación de varios autoconsumidores: “En ningún caso se podrá conectar a la red interior varios consumidores”, posibilidad que beneficiaría a las comunidades de vecinos. Por si fuera poco, el decreto soriano agrava la incertidumbre que, en el caso canario, añade a la transitoriedad de la exención canaria ya mencionada, el hecho que con el texto y sus vericuetos en la mano, a un hogar medio le llevaría 16 años recuperar su inversión, según José Donoso, director de la UNEF, la patronal fotovoltaica. En otros países hay mecanismos para reducir ese plazo que no se han adoptado para reforzar el evidente carácter disuasorio del decreto hecho a la medida de oligopolio eléctrico. Es desvergonzado que el PP canario trate de vender el decreto como impulso a las renovables.

Ya anoté en su lugar que la razón apuntada para obligar a los autoconsumidores a contribuir a los gastos generales del sistema eléctrico es evitar una subida de las tarifas, cosa que, mirada desde otro punto de vista, se orienta a asegurarle a las compañías eléctricas sus ingresos y beneficios. Esto reza el estudio encargado por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) adscrita al PP y echadero del ex presidente Aznar. El estudio lo firman Conrado Navarro, del que se hace constar su condición de Ingeniero de Minas, especializado en Energía y Combustibles; y José Luis López Cardenete, Ingeniero de Caminos y profesor del IESE Business School de la Universidad de Navarra. No dudo que tengan razón en lo que afirman, desde su punto de vista, pues no en vano son dos personalidades de prestigio profesional. Sin embargo, llama la atención, que para reforzar su grado de conocimiento y experiencia no se diga que Navarro es director de Relaciones Institucionales de Iberdrola, por lo que debe conocer bien el Ministerio de Industria en razón de su cargo; ni que López Cardenete ha sido durante tres décadas hombre de Unión Fenosa como su director general y presidente de Unión Fenosa Internacional. Tienen sus argumentos en defensa de los intereses del sector al que han dedicado sus vidas por lo que no cabe reprocharles su actitud más que en lo que tiene de ocultación y falta de trasparencia.

Ni que decir tiene que la oposición en peso rechazó el decreto y ya ha anunciado, el PSOE con especial énfasis, que el decreto durará lo que dure el Gobierno de Rajoy. Ya veremos porque yo no me fío.

Volkswagen según Soria

El otro tema elegido para ilustrar las últimas entregas de los episodios sorianos es el de Volkswagen. Si sus manifestaciones en Canarias sobre el decreto explicando el impuesto al sol tenían una intencionalidad electorera desplegada con la caradura, marca de la casa, no le van a la saga sus declaraciones acerca de que la actual crisis de la empresa automovilística no afectaría a las inversiones de la empresa en España en los próximos años por un importe de más de 4.000 millones de euros en sus plantas de Navarra y Cataluña. Según Soria, eso le aseguró Mathias Müller, presidente ejecutivo de la empresa durante una entrevista en Wolsburgo, donde tiene su sede. La “revelación” generó malestar entre los ejecutivos del grupo alemán y perplejidad en los empleados españoles de la empresa. El muy ministro dijo primero que los directivos de la empresa alemana en España estaban en permanente contacto con Wolfburgo, sede principal de la empresa para acabar disfrazado de portavoz de los alemanes al anunciar que no se tocarían las inversiones previstas en España. Eso a pesar de que ya se informó de que se reducirán en 1.000 millones anuales el conjunto de las programadas. Lo único que parece cierto es que Soria se vio con Müller acompañado de Francisco Javier Sanz, presidente de Seat; de Herbert Diess, presidente de la marca Volkswagen y de la secretaria general de Industria Begoña Cristeto. Nadie ha confirmado las palabras de Soria aunque si el malestar que provocaron cuando oficialmente todavía estaban los directivos evaluando la situación y solo había trascendido la advertencia de Müller a los empleados de que las medidas a adoptar serán dolorosas. La realidad es que en el momento de escribir no se sabe si la reducción de las inversiones del grupo afectará al resto de las marcas que gestiona, Audi y Skoda, además de Seat. Es hora de recordar que Soria es hombre de tiro corto. Más de una vez ha lanzado declaraciones para provocar el impacto momentáneo que busca sin importarle demasiado que se acabe descubriendo la bola. Buscaba, en este caso, “estar” en la pomada del problema, aparentarlo a ver si le dura el efecto hasta el 21 diciembre después de que las urnas hayan hablado.

Hubo otras meteduras de pata del ministro. En los primeros momentos anunció que Volkswagen tendría que devolver el dinero de las ayudas de los planes PIVE a los coches afectados por el trucaje. No sabía, lo que es grave en asunto de su “jurisdicción” ministerial, que las ayudas PIVE se refieren a emisiones de CO2 y no de óxido de nitrógeno, que es el caso que nos ocupa. Patinazo de antología. Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, censuró al ministro por sus intervenciones que considera electoralistas y no en defensa de los intereses de los trabajadores y los ciudadanos españoles. Carnero puso, pues, el dedo en la llaga, habló del “monumental” cabreo provocado en el grupo por la intervención desastrada e irresponsable del muy ministro, ese mismito que aspìra a representar en el Congreso a los mismos canarios que ha estado puteando desde el Ministerio, después de su paso devastador por el Ayuntamiento de Las Palmas y el Cabildo de Gran Canaria. Que Dios nos coja confesados como se salga de la suya.

Soria llegó a decir, al menos a insinuar, que lo preocupante de este asunto son las consecuencias que tendría para Volkswagen y no para los compradores estafados. Siempre, pues, del lado del más poderoso si bien, valgan verdades, en este punto no se llevan paja y media los dirigentes de la deteriorada UE que padecemos. Bruselas ha reaccionado de forma tibia pues no ignora el peso del grupo alemán. El Gobierno de Merkel tardó en ordenar el registro de la sede del grupo en busca de pruebas contra los responsables y en general se ve por todos lados cierta tendencia a circunscribir la estafa a un corto número de responsables. Quienes han acabado subiéndose a la parra con un empute de aquí te espero han sido los estadounidenses cuando supieron que Michael Horn, jefe de Volkswagen América, sabía lo que estaba ocurriendo y no lo reveló. Nadie se cree que, dada la amplitud de la estafa y su prolongación en el tiempo, pasaran desapercibidas las prácticas fraudulentas que parecen responder, como ya han indicado varios comentaristas, a una infracción consciente de las leyes medioambientales, no a un descuido negligente. En general, aunque de forma menos burda y más inteligente que Soria, todos los gobiernos europeos están más interesados en el impacto de la crisis que en la defensa de los ciudadanos engañados. Aunque comienzan a organizarse asociaciones de afectados, no acaban de decidirse a acudir a los tribunales y gastarse sus buenos dineros cuando observan la actitud un tanto displicente de sus gobiernos que igual cargan la tajarria y los dejan en palanca. El único Gobierno contundente es el de Estados Unidos: su Departamento de Justicia ha abierto y una investigación y en el Congreso piden cárcel para los responsables.

Envidia cochina

Iñigo Urkullu, el lehendakari vasco, es un tipo que sabe estar y decir las cosas en nombre de una Comunidadque se hace respetar. No porque haya tenido una ETA que trató durante más años de la cuenta intimidar al resto del país con sus crímenes sino por su alta autoestima como pueblo y la defensa decidida de sus fueros y derechos. Exactamente la actitud contraria de los dirigentes canarios que han aprovechado la escasa exigencia de la sociedad canaria para reducirla aún más y vivir tan ricamente de la política unos y del cuento no pocos. Entre la conversión de CC en un partido de derechas hegemonizado por los dirigentes tinerfeños; los partidos de ámbito estatal con responsables aquí, más dispuestos a quedar bien allá y servir a los intereses de su partido para ascender que trabajar por la tierra que los eligió; una NC de objetivos a mi entender poco definidos, que lo mismo pacta con CC que lo hace con el PSOE para arañar un diputado más sin que se preocupe demasiado difundir como Dios manda los términos de sus acuerdos; un empresariado de venga Dios y lo vea y el cansancio de quienes predicaban en el desierto poco cabe esperar ya. En definitiva: no está claro que alguno de estos partidos tenga un proyecto claro para Canarias que no sea esperar al último trimestre del año para mostrar disconformidad con los presupuestos, vestirse de maúros en las romerías para reafirmar su profunda canariedad y a cada rato volver al jueguito que se traen de que los canarios estamos por debajo de la media española de inversión, lo que suma en los últimos ejercicios no menos de setecientos y pico millones de euros que el PP, faltaría más, niega.

O negaba porque, sorprendentemente, el PP canario acaba de votar en el Parlamento contra los presupuestos del Estado por vulnerar el REF en ese punto. Llama la atención que el PP salga con esas después de meses descalificando a los críticos. Como llama la atención que no haya recibido la noticia tratamiento de primera página, como merece a escala nacional alguna referencia pues, después de todo, el PP nos ha tupido durante cuatro años a disposiciones aprobadas exclusivamente por su mayoría y que unos diputados del partido gobernante, procedentes de la subperiferia colonizada, se descuelguen de la unanimidad no deja de ser novedoso.

Aunque, qué quieren, repuesto de la sorpresa inicial, me pregunto si no será que el PP ve las cosas tan mal en las islas que ha permitido a sus diputados votar en sentido contrario a lo que han estado defendiendo en los últimos meses. A ver si picamos. Me parece esto más probable que la otra posibilidad, la de que estén hasta las narices de Soria y decidieran portarse como isleños cabales. Fíjese como será la cosa que he llegado a pensar si no será noticia equivocada. O un error al pulsar los malditos botones.

Nada sorprendente, aunque me sorprendiera, fue que Mar Julios acusara Rajoy de dejar a los canarios solos en la lucha contra el paro. Julios quería introducir en el Senado la recuperación de los fondos del Plan Integral de Empleo (PIEC) y los populares dijeron que no. Esto es lo que no me sorprende. Lo sorprendente es que Julios ignore, hasta el extremo de esperar algo del Gobierno, después de tantos años de dejaciones de los políticos canarios; durante la Transición, en la elaboración del Estatuto o la plena integración en la UE, etcétera. Los dirigentes de esa época tragaron lo que no está escrito. No solo permitieron la liquidación del famoso acervo del que ya nadie habla sino que toleraron un Estatuto que consagra en la autonomía canaria el espíritu de la Provincia que es, justamente, el origen del pleito insular. Un Estatuto que no fue sometido a referéndums, que lo arreglaron entre cuatro ilustres y que ya da hasta pena. ¿Qué esperaba Mar Julios cuando durante los años de democracia los representantes canarios han sido incapaces de explicar las islas a los españoles en las instituciones en que se sientan y a los propios isleños?

Urkullu, en cambio, no ha tenido sino que advertir a populares y socialistas que no se atrevan a tocarle el Concierto vasco y se pusieron firmes. Claro que, bien mirado, creo que si Julios lamenta de que Rajoy deje sola a Canarias, al lehendakari le encantaría que lo hiciera con Euskadi. Es la diferencia.

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